jueves, 8 de mayo de 2014
El Clan cubano de Chicago
Chicago, ciudad de los vientos, Chicago, ciudad de grandes rascacielos. Chicago, ciudad donde el “célebre” Al Capone edificó su propio imperio de la mafia, allá por la década del 20 en el siglo pasado. Chicago, ciudad rendida en abril de 2014 al talento de los peloteros cubanos José Dariel Abreu, Alexei Ramírez y Dayán Viciedo.
¿Podrá mantenerse este último adagio por los venideros cinco meses?
Eso sería como jugar a la ruleta rusa. Y en un deporte como el béisbol, lleno de tanta calidad, lesiones, sanciones y bajos rendimientos es prudente no lanzar palomas al vuelo. Pero lo que no se puede es ignorar que el trío de cubanos le ha cambiado la cara a los White Sox de Chicago en las Grandes Ligas durante la incipiente temporada que apenas rebasa los primeros 30 partidos.
La novena, radicada en el sur de la tercera ciudad en jerarquía de los Estados Unidos parece un fetiche a los pies de los cubanos. No importa el frío, no importa que el sol no salga por estos días lluviosos de abril y mayo, no importa que en esa urbe cueste trabajo encontrar comida cubana, no importa la distancia. Chicago le guarda gratitud al “Cometa de Cuba” Orestes ‘Minnie’ Miñoso; al ‘Titán’ José Ariel Contreras y a Orlando ‘El Duque’ Hernández.
Ahora, Abreu, Ramírez y Viciedo quieren emular a sus paisanos y grabar sus nombres en letras doradas en la controvertida historia del equipo patipálido.
Pocos esperaban en 2014 de los Medias Blancas, una franquicia que en menos de 10 años fue de lo sublime a lo ridículo. De campeones de la añorada Serie Mundial en 2005, se hundieron hasta archivar 99 fracasos en 2013 para tocar fondo y terminar en el puesto 27 entre los 30 equipos que juegan la MLB.
Sin embargo, la historia se escribe día a día y no de las penas o glorias cosechadas en el pasado. De eso se están encargando tres cubanos que han deforrado la Rawlings durante el primer mes de batalla en la gran carpa estadounidense.
En la Liga Americana, famosa por contar en sus filas con temerarios y estrafalarios sluggers; el líder en cuadrangulares al iniciar los juegos del 2 de mayo, es un cubano; el primero en impulsadas es de la Mayor de las Antillas; el puntero en slugging salió de Cuba, el sitio de honor en dobles lo ocupa uno de los nuestros; y los dos primeros en average ya pueden ir imaginando de que país proceden.
Aunque cueste trabajo creerlo esa es la pura realidad. “Pito” Abreu comanda los jonrones, las carreras empujadas y el casillero de slugging, el campocorto Alexei Ramírez es líder de los bateadores y Dayán Viciedo encabeza los dobletes, además de escoltar a Ramírez en average.
Por supuesto, toda esta algarabía criolla para fines de mayo pudiera cambiar. Lo más probable es ver un descenso en sus estadísticas ofensivas. La lógica lo indica. Pero…
¿Y si mantienen el ritmo los tres? ¿Si José Dariel Abreu amenaza el récord de cuadrangulares –49– para un pelotero en su temporada de novato? ¿Si Ramírez pelea, palmo a palmo, el título de bateo frente a los sensacionales Mike Trout, Miquel Cabrera o Joe Mauer? ¿Si Viciedo deja de ser una promesa y se convierte en una realidad?
Destacados periodistas, especialistas y estadísticos del Big Show ya sacan papelitos y buscan datos en computadoras avanzadas para predecir cuál será el rendimiento de los tres cubanitos. Pero eso no es 100 % seguro. En el béisbol, como se menciona al inicio del trabajo convergen numerosos factores que pueden alterar de la noche a la mañana el desempeño del mejor bateador del planeta. Sino me creen miren los pálidos numeritos de Miguel Cabrera en el mes de abril; y hablamos de un “extra clase”, ganador de los últimos tres títulos de bateo, y los dos premios al Jugador Más Valioso en 2012 y 2013.
Abreu fue muy cuestionado antes del primer juego porque se dudaba de la calidad real mostrada por él en la pelota cubana, ahora que se podría enfrentar en dos días a los ases del box Justin Verlander y Max Scherzer, para luego descifrar los envíos del seguro James Shields. Resultado: tiene en su cuenta un cuadrangular ante Verlander, quebró la marca de home run y empujadas para un novato durante su primer mes en la MLB y posee un fabuloso slugging de 617 al inicio de los partidos este 2 de mayo.
Ramírez fue el peor campocorto defensivo de todas las Grandes Ligas en 2013 y se anticipó que trabajaría con el guante para limpiar la imagen este año, algo que según los expertos puede restarle peso a su bateo, el cual, nunca ha sido de .300 de average. Resultado: hoy batea 5to en la mayoría de los juegos y terminó abril con .351 de AVE, estadística digna de videojuego en Play Station.
Hablar de Viciedo es como hacerlo de un hombre unidimensional o te gusta por su fuerza al bate, o no te gusta por su poco average, sus períodos de slump y su mediocre defensiva. Es un jugador de todo o nada. Y los “especialistas” no le predecían una buena temporada. Pero una vez más erraron el disparo. Resultado: inamovible en la alineación, batea de 4to o 5to en dependencia si el pítcher es zurdo o derecho y es dueño de un OBP por encima de 400 (.410 al arribar al choque este 2 de mayo).
Más allá de los números, —que son la comida diaria de los peloteros y los amantes de este apasionado deporte—, la suerte corrida hasta ahora por los White Sox de Chicago en parte se debe a la tórrida ofensiva de estos muchachos, que sin ser mafiosos, han armado un poderoso clan de cubanos junto a cátcher suplente Adrián Nieto y el mánager del equipo, Robin Ventura.
El futuro de los tres es impredecible, como lo es para cualquier pelotero. Por ahora, los asistentes al U.S Cellular Field ponen sus esperanzas en que estos cubanos tienen las condiciones necesarias para llevar a los White Sox de Chicago a la Serie Mundial, como lo hicieron José Ariel Contreras, y en menor medida Orlando “El Duque” Hernández, en el 2005. Si sus números decaen, al menos durante el mes de abril le infligieron temor a los mejores staff de pitcheo.
Soñar no cuesta nada. De materializar esas fantasías se hacen responsables Abreu, Ramírez y Viciedo, quienes ubican en el mapa beisbolero a la ciudad de Chicago durante este inicio de temporada regular. Una urbe que puede identificarse como ideal para el éxito de los peloteros cubanos en las Grandes Ligas.
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