lunes, 27 de febrero de 2017

¿Despaigne o Pestano? ¿Quién tiene la razón?




Por: Joaquín Colina 2-23-2017
Por estos días se habla insistentemente del Clásico Mundial, y de la posibilidad de un equipo Cuba con los que están de uno y otro lado del charco. Alfredo Despaigne, la estrella en activo, se declara partidario de las conversaciones que se sostienen con la MLB. Ariel Pestano, la estrella en el retiro, dice ser adversario de esa idea porque limitaría las opciones de los jugadores que han permanecido en el país.
Llueven los criterios. Y es cierto: sería muy difícil derrotar a una escuadra como la que podríamos presentar a comienzos de marzo, en caso de que se pudiera echar mano de los peloteros en las Grandes Ligas. Pero tampoco es un error pensar que, de convocarse a los bigleaguers, prácticamente ninguno de los hombres que juegan la Serie Nacional haría el grado.
Imagínese. ¿Qué podría Frank Camilo Morejón ante la fuerza destructiva de Yasmani Grandal? ¿Qué aportaría el paracortos Alexander Ayala en competencia contra José Iglesias o Adeiny Echevarría, probados en los diamantes del mejor béisbol del mundo? ¿Existen posibilidades titulares para un inicialista que no sea José Dariel Abreu ? ¿Quién que no sea Yunel Escobar se encargaría de la tercera almohada?
Y en el outfield, más de lo mismo. Leonys Martín, Yoenis Céspedes, Yasmani Tomás, Yasiel Puig , Jorge Soler…, limitan con tendencia a cero las posibilidades del talento que aún permanece en Cuba. ¿Y Despaigne? ¿Podría Despaigne apropiarse de la plaza de toletero designado? En el momento justo de escribir estas líneas, no lo creo. El motivo es que existe un tal Kendry Morales.
La suplencia del cuadro y los jardines tampoco deja brechas para “los de acá”, de manera que habría que irse hasta el pitcheo en el afán de hallarles un espacio. Quizás Liván Moinelo, por talentoso y zurdo, quepa entre los relevistas. Acaso haya lugar para Lázaro Blanco, Raidel Martínez o Vladimir García. Y hasta ahí, porque tiene que haber pasaportes en los bolsillos de Raisel Iglesias, Odrisamer Despaigne, Roenis Elías, Dalier Hinojosa, Ariel Miranda, Armando Rivero, Gerardo Concepción, Hassán Pena y, por supuesto, Aroldis Chapman.
Definitivamente –punto para Despaigne-, hasta los trabucos de Estados Unidos y República Dominicana pasarían las de Caín a la hora de jugar contra este equipo Cuba, cuya vitola de favorito no la pondría en duda nadie en su sano juicio. Pero también es innegable –punto para Pestano- que la novena de las cuatro letras sería casi exclusivamente conformada por los jugadores que no sudan en los partidos diurnos, ni venden latas de refrescos para sobrevivir, ni remiendan los spikes, ni ganan 40 escasos CUC mensuales.
Dos posturas encontradas frente a un mismo dilema. ¿Ganar con las estrellas en el exterior o recompensar a los atletas que persisten en el torneo doméstico? De modo personal, yo me quedo con la posición de Alfredo Despaigne, aunque creo entender esencialmente la controversial opinión de Ariel Pestano.

Cinco beisbolistas cubanos buscan equipo para 2017




Por: Francys Romero 25 Febrero, 2017
La agencia libre (pelotero sin equipo) puede ser un problema para un beisbolista cuando asoma los 30 años. En esta circunstancia se encuentras varios jugadores antillanos que tiempo atrás fueron especiales y algunos tuvieron sus efímeros instantes de gloria. Algunos como Reinier Roibal (hace poco pactó con Dodgers contrato de liga menor) llegaron a buen puerto. Sin embargo, no es buen indicio no ser tomado en cuenta antes del Opening Day.
Raudel Lazo: A estas alturas aún no se conoce bien el estatus del efectivo zurdo. La fuente rostersource.com no lo reconoce dentro del roster de los Marlins. Es contradictorio, pues el portal minorleagueball.com lo referencia entre sus mejores prospectos para el 2017. Lazo ha sido subestimado por esta organización. Fue puesto en asignación el 1 de septiembre de 2016 pero nunca llegó la noticia de su liberación. Es probable que se encuentre en el roster del equipo sin invitación a los entrenamientos de primavera. De igual manera, ¿no resulta esto increíble? Demasiado. El zurdo es especialista de relevo ante bateadores de su mano. Ha dominado el nivel de Triple-A grotescamente con 2-0, 1.78 de ERA en 2016 con New Orleans Zephyrs. Que recuerde, la última vez que Lazo estuvo en Grandes Ligas (2015) lo hizo con abundante convicción y nunca recibió otra oportunidad.
Para mayor demostración, lanzó para 1-0, 1.21 de ERA con nueve Holds y 23 ponches en 22.1 innings en este invierno con los Tigres de Aragua en la Liga venezolana. Hubiera sido gran refuerzo para nóminas como la de los Phillies de Philadelphia en ausencia de un especialista zurdo consistente.
Héctor Olivera: Podría apostar que Olivera tendrá casi improbable poder firmar con otro equipo de MLB. La política de violencia doméstica ha tenido aceptación en los fanáticos y circulo de jugadores, y precisamente Olivera no es la figura en mejor ubicada en este contexto, y a pesar del talento. En 2016 solo jugó seis partidos con los Bravos de Atlanta, antes de llegar su suspensión. Luego fue canjeado a San Diego por Matt Kemp en extraña movida que lo puso en despido a los 10 días. Su invierno en Puerto Rico volvió a ser inconsistente con el bate y solo produjo para 250 AVE en 33 juegos con los Cangrejeros de Santurce. Él es versátil y aún conserva algo de velocidad en su swing y piernas, pero los últimos meses nos dicen que tendrá complicado lograr un contrato de liga menor. Tal vez, deba redirigir su carrera a Asia, donde muchos beisbolistas la han resucitado, y luego tomar más valor allá.
Alexei Ramírez: El 2016 de Ramírez fue su peor temporada desde que llegó a la liga en 2008. Con -2.4 de WAR (Victorias sobre el reemplazo) él posiblemente ya sea visto como un jugador de reemplazo a nivel de las Mayores. Tuvo -20 carreras salvadas a la defensa cuando 6 años atrás (2010) rozaba con el Guante de Oro de la Liga Americana al salvar 20 carreras. Pero el tiempo pasa y llega el declive y la curva descendente. Creo que Alexei tiene material de MLB, es un talento innato y ha mostrado quizá la mejor salud y persistencia de un beisbolista cubano en la última década en las Mayores. Algunos equipos lo necesitan, quizás Orioles, Atléticos y Rojos de Cincinnati.
Yunesky Maya y Yoslán Herrera: Ambos lanzadores y pinareños tendrán muy difícil llegar a las Mayores otra vez. Herrera lo hizo en 2014 con Anaheim y luego se fue a Japón aprovechando su valor renacido y tirando en grande con Yokohama DeNa Stars para (5-4, 2.96 de ERA) y dominante como preparador con 53 ponches en 51.2 innings. Una lesión en el brazo lo alejó de los terrenos en 2016 tras renovar contrato con Yokohama.
En cambio, Maya, firmó el año pasado un trato de liga menor con los Angelinos de Anaheim, y tras cinco aperturas (2-3, 5.92 de ERA) se lesionó el brazo de lanzar. Por tal motivo no asistió en el invierno con su amado equipo Tigres del Licey, mientras continúa recuperándose en los entrenamientos. Era probable que Maya hubiera regresado a las Mayores en 2016 cuando los Angelinos les dieron promoción a muchos de sus abridores de AAA. El derecho estuvo en las Mayores por última vez en 2013 con los Nacionales de Washington.

Cuba y el síndrome del miedo adquirido


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LA HABANA, Cuba.- En Cuba las paredes tienen oídos, los árboles ojos y en cualquier sitio donde coincidan dos personas o más, existen cámaras ocultas para grabar los atentados verbales contra la esclerótica revolución, según muestran las recelosas expresiones y la unanimidad formal de la ciudadanía, cuando se cuestiona en público al régimen o a la cúpula vitalicia en el poder.
El miedo a señalarse como apáticos, hipercríticos o desafectos al “socialismo” cubano o al liderazgo histórico del país, y a ser víctimas de una delación que los marque como contrarios a la revolución, hace crispar los nervios, disparar las alarmas sensoriales, escoger con tino las palabras a decir, trastocarlas, prostituir la opinión y ponerse a tono con un follón ideológico que todos niegan y aborrecen de pe a pa entre amistades confiables o en el entorno familiar.
No importa si lo dicho por el supuesto provocador es que el fondo habitacional está en ruinas, los alimentos son de mala calidad y a precios elevados, tal dirigente es corrupto, el otro tiene pinta de tracatán, aquel de mujeriego y ese de borrachín, para que a una frunzan el ceño, miren hacia los lados y hacia atrás con tímidos gestos evasivos y caras de ‘yo no estaba allí’.
Tampoco si quien escucha es un vendedor clandestino de carne de res, una prostituta de calabozo y granja de rehabilitación, un consumidor del ron espurio conocido como Salta pa´tras, un médico con tres hijos exiliados en Madrid, o una ingeniera repatriada del Ecuador, siempre que sus vivencias o delitos no sean tomados como actos contra la revolución. 

Síndrome del miedo adquirido

El problema es que al estereotipado policía que cada cubano tiene dentro, lo alimenta una legión de miedos inducidos, que se convierten en parálisis sociales programadas y cárceles de opinión, que tienden a entorpecer o ponen freno al verdadero criterio personal de andar por casa, en un ejercicio de temor compulsivo que anula o transforma la imagen de la realidad.
Según una pastoral hecha circular hace un tiempo por sacerdotes orientales bajo el título El síndrome del miedo adquirido, la parálisis social del cubano nace de seguir al dedillo expresiones conformistas como ‘una sola golondrina no compone verano’, ‘es mejor malo conocido que bueno por conocer’ y ‘si la vida sólo te da limones, hazte una buena limonada’, entre otras que frustran los deseos de transformaciones en el país y en la vida personal.
Además, si a estos y otros conceptos manejados en la pastoral le añadimos el temor inducido por la maquinaria psicológica gubernamental a través de los medios de comunicación, no hay dudas de que los cubanos tendrán que hacer de tripas corazón para sacudirse el miedo a los demás, al ejercicio de sus derechos a tener una propia opinión y a expresarla sin ningún temor.
Es verdad que programas televisivos como Día y Noche, Tras La Huella y UNO, todos de corte policial y basados en hechos reales de acuerdo con las advertencias de cada presentación, inducen a la precaución o al temor cuando te ponen en la pantalla que tras la máscara del más zarrapastroso cubano de a pie, la más servicial y gentil ciudadana, o el más encopetado y respetable señor, se encuentras las traidoras y obscuras esencias de un simple delator.
Esta fórmula de sembrar desconfianza en el vecino, el rellenador de fosforera de la esquina, el fumigador,  el falso ciego que vende gafas de sol, la profesora de secundaria, el gerente, la pregonera, el santero y el doctor, surte un efecto de miedo que sedimenta el temor en  una población que para obtener cualquier nivel de realización,  depende del Estado “protector”. 

No, pero sí

De ahí que un “no (creo en la revolución), pero sí (tengo que fingirme seguidor)”, sea el pan de cada día del cubano, en su afán de sobrevivir sin sobresaltos a la represión, y al interés de labrarles un incierto porvenir a sus hijos en Cuba, que siempre pasará por la incondicionalidad al régimen, a través de la participación de cuanto haga o demande la política de la nación.
Un reciente llamado para que jóvenes de ambos sexos que arriben a los 14 años de edad se incorporen a los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), y las muchachas, además, a la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), puso en evidencia que aún subsiste el temor de negarse a ser parte de organizaciones de masas criticadas y consideradas obsoletas por la población.
Ana Solís, una vecina que cumplió condena por un desvío de recursos en una cadena del pan en la capital, ante la pregunta de por qué, si no cree ni está integrada al CDR ni a la FMC, acepta que sus hijos se incorporen a dichas organizaciones de masas, respondió: “Si no lo hacen, se marcan, y aquí hace falta un aval para cualquier cosa y es ahí donde lo dan”.
Respuestas similares a estas son el denominador común en la sociedad, pues si bien reniegan y acusan a esta y otras organizaciones y organismos de ineptas, corruptas, ineficientes, manipuladoras y oportunistas, además de integradas por todos los estratos y elementos de la población, hay que acudir a ellas para resolver desde un permiso para construir un excusado colocar una puerta, obtener ciertos empleos, o viajar a cumplir misión al exterior.
De ahí que mendigos, militantes, académicos, prostitutas, intelectuales, delincuentes, profesionales, vagos, ateos, creyentes, agnósticos y trabajadores, se unan en su mayoría en un falso gesto de unanimidad a los llamados de las organizaciones de masas a integrarse, votar, gritar consignas, marchar, formar parte de un batallon de milicias o de un equipo de dominó.
Hay que cumplir, dar el paso al frente para no señalarse con el poder, dejar atrás derechos, honestidad  y convicción, en un escenario de máscaras tras el telón de boca de una nación, donde se mueven extras, figurantes, apuntadores, dobles y pocos actores en su auténtico rol, para que en cada papel de la obra farsesca de la revolución, gane quien luzca el mejor disfraz.

Por los senderos del Clásico Mundial de Béisbol (II)




Ciudades de Japón, Puerto Rico y Estados Unidos acogieron las sedes de las rondas del Primer Clásico Mundial de Béisbol (CMB), celebrado del tres al 20 de marzo de 2006, al cual Cuba llegó como fuerte aspirante al podio, gracias a un palmarés de lujo en la disciplina, que incluía los títulos mundial y olímpico.
Con Higinio Vélez como mentor de la selección, la Mayor de las Antillas arribó sin grandes contratiempos a la discusión del gallardete del más importante torneo del deporte y el único de su tipo que permitía la participación de jugadores locales y de las Grandes Ligas.

En su camino hacia la final, dejaron atrás a potencias como Venezuela, Puerto Rico y República Dominicana; pero en el cruce decisivo cayeron frente a Japón en los predios del estadio Petco Park, de la estadounidense urbe de San Diego.
El elenco nipón doblegó a los cubanos 10 carreras por seis, con un solo pelotero perteneciente a las Grandes Ligas en su line- up de la jornada, el jardinero Ichiro Suzuki, de los Marineros de Seattle.
Varios serpentineros subieron al montículo por los caribeños para tratar de frenar la ofensiva contraria, luego de que al abridor santiaguero Ormani Romero le llenaran las bases en la primera entrada.
Cuatro capítulos completos lanzó Daisuke Matsuzaka por los japoneses, periodo en el que toleró cuatro hits, permitió una carrera por jonrón solitario de Eduardo Paret, ponchó a cinco hombres y no propinó boletos.
De ese modo, no solo se agenció el triunfo del choque, sino que logró su invicto en el certamen con tres éxitos, un promedio de efectividad de 0. 69 y resultó el Jugador Más Valioso del CMB.
Los discípulos del avezado Sadaharu Oh condujeron a los asiáticos a su primera corona internacional desde la Copa Intercontinental de Barcelona, España, en el año 1997.
Japón también había brillado en el Mundial de 1975, con sede en Italia, y obtenido la presea dorada en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles (1984).
Quizás el avance del elenco de Corea del Sur a la fase de semifinales con seis victorias sin derrotas en su recorrido, resultó uno de los mayores asombros en la lid; aunque no resistió ante la escuadra nipona, dos veces víctima de las “arremetidas” de los sudcoreanos en las rondas precedentes.
Algunos cubanos lideraron los apartados correspondientes a ofensiva y picheo en el evento, como Yoandy Garlobo, entre los de mejor promedio de bateo (480), conexión de hits con 12 y porcentaje de embasado (536).
Frederich Cepeda lució bien en cantidad de dobles (3), ocho carreras impulsadas, 19 anotadas y seis boletos recibidos; mientras que Paret destacó por sus tres bases robadas.
En cuanto al picheo, Ormani Romero se situó entre los de más victorias (2); toda vez que Yadel Martí sobresalió por su cifra de juegos salvados (2), 11 ponches propinados y el mejor promedio de carreras limpias del certamen, de 0. 00 en 12. 2 entradas lanzadas.
Mientras, el bateador designado Garlobo, el camarero Yulieski Gourriel y el lanzador Martí fueron elegidos para el equipo Todos Estrellas de la lid.
El Primer Clásico Mundial de Béisbol contó en su podio con Japón, Cuba y Corea del Sur, en ese orden, y devino desafío para el resto de las naciones, ansiosas de abrazar una medalla en la cita pactada para 2009.



César Valdés: “El arbitraje en Cuba da pena”



 En agosto de 2013, el mundo beisbolero cubano se sacudió con la noticia de que el árbitro internacional –el mejor que quedaba en la Isla–Luis César Valdés había anunciado su retiro prematuramente.
Estoy bien desmotivado desde el final de la 52 Serie Nacional, por cómo se manejó el criterio del arbitraje. No ha habido nadie que dijera: esos son los árbitros que tenemos, esa es la preparación que le damos. Abrieron fuego contra los árbitros y no nos permitieron la defensa”, me dijo entonces el nacido en el pequeño pueblo azucarero de San Juan de los Yeras.
César había acusado entre líneas a la Comisión Nacional de Béisbol de asumir una y otra vez la posición de Poncio Pilatos. Sin el apoyo visible de la entidad responsable de hacerlo, César colgaba el traje de impartir justicia y se vestía de “comentador” en una emisora de su provincia.
Un año después, luego de que Villa Clara pasara en el Nacional de un título a un puesto 12, se planteaba el ambicioso proyecto de dirigir una comisión que reagrupara a la pelota en dicha provincia. César quiso ser una especie de “superman” que corregiría los viejos males de la ciudad. Pero se quedó atascado en su propio sueño y cuando, al primer intento, solo tuvo fallos, César, el ex árbitro y cara pública de la pelota en Villa Clara, pasó al anonimato. Fue silenciado.
Pero por estos días, tomó un micrófono y calificó de “falsas” todas las reuniones y recorridos donde se garantizaban implementos para tal o más cual equipo de pelota.
Si hubiese de verdad guantes, bates y pelotas, la gente no jugara fútbol”, arrancaba. Valdés también haría un aparte para analizar su vilipendiada profesión, que en Cuba lo menos que ha perdido ha sido la zona de strike.
Me cuesta trabajo mirar en la comodidad de mi casa las cosas que pasan en el arbitraje cubano. Es doloroso, es penoso. El arbitraje en Cuba da pena y es porque los responsables no se han llamado a capítulo y no han puesto las cosas donde van.
Es verdad que se han retirado y nos hemos ido unos cuantos, pero eso no es justificación para que se ande así, sin cabeza, sin respeto propio, sin profesionalidad. Realmente nadie cree en ellos y todo eso viene desde la Comisión Nacional.
Antes de irme, pedí que el arbitraje se separara de la Comisión, que tuviese independencia, para que funcionara, y nada se hizo. Dije que el béisbol cubano anda sin cabeza, porque quien lo dirige tampoco tiene cabeza para hacerlo”.
Y por ahí anda el arbitraje. Las Series del Caribe son un muestrario de ello.
Los árbitros cubanos que han ido a ese evento, ni respeto tienen para sí mismos. Los convocan para cumplir con el país, con el protocolo; horrible, los ponen en las rayas. Hay que decirle a Juan Francisco Puello, dirigente de la Confederación de Béisbol del Caribe, y a los que están al frente del arbitraje en el mundo, que si el árbitro cubano no tiene posibilidad de trabajar en una base o en el home en una Serie del Caribe, que no los inviten. Eso es vergonzoso, “árbitros de raya”, a eso llegamos. Tenemos que respetarnos nosotros mismos.
¿Qué pasó con la escuela del arbitraje cubano?
Pregúntaselo a los dirigentes. No lo sé. La quitaron y esa escuela no era un invento. En el mundo entero existen, en Grandes Ligas están los colegios para los árbitros. Ahora tenemos el Clásico Mundial y todos esos árbitros salieron de una academia. La escuela cubana –radicada en Villa Clara– con sus faltas y carencias, al menos garantizaba una especialización o superación.
Estábamos cuatro o cinco meses juntos, había una dirección, un seguimiento. Había que respetar ciertas reglas, para poner un árbitro por delante de otro en un juego. Pero todo lo acabaron y claro, cuando dan una entrevista, le dan la vuelta y no acaban de decir que lo que hicieron y hacen con el arbitraje no sirve.
Ya vimos cómo fue el final de la 56 Serie, todo el mundo trabajó en home, aquí es todo para todos. Eso no se había visto nunca. Yo soy de los que cree que el desarrollo no va ahí, en este país es para que sean dos o tres los que roten por ahí, como fue siempre. Yo crecí viendo a Alfredo Paz y a Iván Davis, después era Nelson, en un momento. Hoy quieren hacerlo masivo, y cada vez que ponderen la masividad, se perderá la profesionalidad.

martes, 21 de febrero de 2017

En un equipo CUBA unificado estos serían mis favoritos en la alineación "REGULAR"

Orestes Kindelán: “Yo quisiera que hubiera veinte Despaignes en Japón”

Cuando yo era un industrialista fervoroso, admiré tanto a Orestes Kindelán que mis amigos llegaron a acusarme de sentir simpatías por Santiago. A menos que los diera para decidir un juego contra los azules, sus jonrones llegaron a ser -como los de Luis Giraldo Casanova- un motivo de inefable regocijo en mis noches beisboleras.
Muy cerca estuvo de pegar 500 (marca casi irrompible habida cuenta de que nuestros sluggers ya conocen las rutas hacia el Norte). Le salían tan naturales que parecían jonrones fisiológicos. Lo mismo los sacaba por el medio o por las bandas. No importaba si enfrente había un curveador o un supersónico. Kindelán era “el Kinde” como quiera: en el Cuba, protegiendo a Linares; en Santiago, detrás de Pacheco.
Fue torpe con el guante. No tenía posición ideal en el campo, mas por eso tenía la que se le antojara. Fuera del designado, jugó de receptor, de inicialista, de jardinero izquierdo… Tanto bateaba el oriental, que si se hubiera encaprichado en irse al campo corto, seguramente el manager lo habría complacido.
Me lo encontré hace poco. Le recordé que alguna vez me le ofrecí para escribir el libro de su vida, y él insistió: “Ya me lo están haciendo”. Nunca ha sido partidario de la prensa. Inclusive recuerdo a algún colega desbarrando de él porque le había negado una entrevista. “Hay mucha gente que habla sin saber –me dice. Y yo voy a morirme siendo como soy”.
Le pido que me hable un poco de este equipo Cuba al Clásico. De su trabajo como entrenador de bateo. De la pelota de hoy. Me mira. Se sonríe. Espero lo peor (esto es, un “No” rotundo), pero no ocurre lo peor. Por el contrario, Kindelán hace un gesto afirmativo y queda esperando las preguntas en un cajón imaginario.
¿Con qué deficiencias has tenido que trabajar más?
-Hablar de eso tomaría su tiempo, porque cada bateador tiene defectos diferentes. Pasa que la juventud a veces no quiere entender ciertas cosas que se le tratan de enseñar, y el trabajo se complejiza. Es que se olvida que para aprender hay que escuchar y tener ganas de mejorar. Yo, por ejemplo, me la paso observando la cámara lenta, estudiando el uso que hacen los buenos peloteros de los hombros, las muñecas, los antebrazos, la vista (que para mí es la parte fundamental); analizando cómo terminan los swings o cómo hacen los ajustes según el sistema de pitcheos y lo que tiran los lanzadores.
¿Podrían llegar en forma óptima Yosvani Alarcón y Frederich Cepeda?
-Aquí cabría bromear diciéndote que si te digo que sí, te miento; y si te digo que no, te engaño. Pero yo pienso que ellos podrían llegar al evento aproximadamente al setenta por ciento de sus posibilidades. Los dos se ven agresivos con el bate y lo que les falta es coger los tiempos del pitcheo. En mi criterio son dos piezas claves en las aspiraciones cubanas, porque los juegos de pelota se ganan haciendo carreras.
Y en el caso de Yoelkys Céspedes, ¿has hecho énfasis en sus dificultades con los rompimientos?
-Con los muchachos nuevos hay que ir al paso. Primero lo que hay que hallar la manera de que él le pegue bien a la pelota. Después que aprenda eso, entonces buscaremos el modo de hacer que adapte su mecánica hasta el punto de poder levantar una curva, golpear una recta a la banda contraria, sacar los brazos con un envío pegado o descifrar lo más importante que existe para un bateador, que es la zona de strike. Yo mismo era malísimo con los rompimientos, pero hice el esfuerzo, pregunté a los que les debía preguntar, y eso dejó de ser problema.
¿Por qué apenas se ven sluggers en la Cuba actual?
-Si lo comparo con mi tiempo, ahora prácticamente no hay. Primero, porque muchos se han ido del país. Y segundo, porque supongo que están saliendo los efectos del Período Especial.
¿Demorará Santiago en regresar a la elite?
-No lo creo. A simple vista parece lejano, pero hay muchos jóvenes con condiciones. Uno mira el talento de que dispone y el que tienen otras provincias, y se da cuenta de que cuenta con peloteros que pueden hacer las cosas.
¿Qué es más difícil, batear o enseñar a hacerlo?
-Lo segundo, porque uno aprende solo, pero tiene que enseñar a mucha gente. Es complicado ver a diez hombres y tener un criterio acertado y diferente para cada uno de ellos, y lo peor, que todos acepten los consejos que les das, porque cada cual tiene un carácter propio. El atleta se preocupa por él; el entrenador, por el equipo entero.
¿Sientes dolor o resignación cuando piensas en que tenías talento para jugar en ligas extranjeras y asegurar tu futuro económico?
-Dolor en el sentido de que tuvimos las mismas posibilidades deportivas que los de ahora y siempre nos dijeron que no. Pero resignación, no. Yo quisiera que hubiera veinte Despaignes en Japón ahora mismo, y que lo hicieran bien.
¿Tendremos alguna vez en el Cuba un trío similar a Pacheco-Linares-Kindelán?
-Yo no jugué Grandes Ligas y por respeto no debo hacer ningún tipo de comparaciones. Así que cuando hablo de aquel trío que formamos Pacheco, Linares y yo, no estoy menospreciando para nada a los grandísimos peloteros que tenemos ahora en la MLB, como Céspedes y Abreu. Solo miro a la calidad individual que nos dio la vida y noto que no hay razón para sentirnos ni más pequeños ni más grandes. Vivimos nuestra pelota de otra manera, y eso es todo.
¿Cuál fue el lanzador más difícil al que te enfrentaste?
-El que nunca me pitcheó.

Adeiny Hechavarría admite que mintió en caso de contrabando de peloteros


Por: martinoticias 
El santiaguero Adeiny Hechavarría testificó este viernes que Eliezer "Chicharo" Lazo le presentó al agente Bartolo Hernández y fue una figura clave en la red de contrabando de peloteros cubanos con base en Cancún, México.
El torpedero cubano del equipo de Grandes Ligas Miami Marlins, Adeiny Hechavarría, dijo este viernes a un jurado federal que mintió a los investigadores acerca de una figura clave en una supuesta red de contrabando de peloteros isleños vinculada a un agente deportivo y entrenador de la Florida.
El santiaguero Hechavarría testificó este viernes que Eliezer "Chicharo" Lazo le presentó al agente Bartolo Hernández y fue una figura clave en la red de contrabando de peloteros con base en Cancún, México, informó Curt Anderson, escritor de asuntos legales de la agencia AP.
Lazo habría ayudado a organizar viajes de contrabando y obtener los documentos de los jugadores.
El pelotero santiaguero dijo a los jurados que no quería ser un soplón.
"Estaba un poco nervioso y no quería decir la verdad. Y no quería ser un soplón", señaló.
Hechavarría regresará el martes, 21 de febrero, para continuar su testimonio. El Departamento de Justicia le prometió en una carta que no enfrentaría cargos en el caso de contrabando de peloteros si decía la verdad.
El campocorto firmó un contrato de $ 10 millones con los Blue Jays de Toronto después de dejar Cuba en 2010. Fue cambiado a los Marlins en 2012.

Los tres mosqueteros del béisbol cubano

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La historia del béisbol cubano guarda un lugar especial para un trío de bateadores que, durante dos décadas, hicieron la vida imposible a la mayoría de los lanzadores. Ellos no se caracterizaban por su fuerza al bate, sino por su excelente tacto y la velocidad que podían imprimirle a sus piernas. El inolvidable narrador Bobby Salamanca los denominó “los tres mosqueteros” y así todavía son recordados Félix Isasi, Rigoberto Rosique y Wilfredo Sánchez.
Isasi debutó en la temporada de 1963-1964, con Occidentales y durante 18 años defendió los colores de diferentes equipos como Henequeneros, Centrales y Matanzas. En la segunda base era rápido, seguro y tenía una gran capacidad de desplazamiento hacia ambas manos.
Entre los momentos más significativos de Isasi con la selección nacional estuvo su presencia en dos campeonatos mundiales muy recordados: el de República Dominicana, en 1969 y el de Cartagena, un año después.
En el Mundial de 1970, Isasi rindió una de las actuaciones más sobresalientes de todos los tiempos en un evento internacional cuando lideró el departamento de las carreras impulsadas con 15 y terminó con average de 396.
Allí Isasi protagonizó una jugada espectacular al “esconder la pelota” y sorprender a los estadounidenses en el partido por la discusión de la medalla de oro. Todo sucedió cuando los norteños colocaron a un hombre en segunda base. Entonces, Isasi le pidió al lanzador Manuel Hurtado que le pasara la bola. Nadie se dio cuenta de ese movimiento. El habilidoso jugador se retiró hacia su posición y comenzó a darle ánimos a su pitcher. El corredor norteamericano “mordió el anzuelo” porque comenzó a adelantar y ese fue el momento preciso en que Isasi corrió hacia él, lo tocó y, gracias a este ardid, se desvaneció la amenaza. Cuba ganó los dos partidos del play off y retuvo el título de campeón mundial.
La vida en el deporte activo terminó para Isasi en 1981. Sus números, sobre todo si se analiza que jugó en uno de los períodos de mayor esplendor del béisbol nacional y con el bate de madera, pudieran considerarse como excelentes: promedió para 293, con 445 carreras remolcadas y apenas 294 ponches recibidos en más de 3900 veces al bate.
El “segundo mosquetero” era Rigoberto Rosique. Su número 7 ocupó la pradera central matancera durante 13 años. Por lo general Rosique jugaba corto y esta era una característica que lo distinguía. Él confiaba en su gran capacidad de desplazamiento para fildear los batazos más profundos, aunque nunca se destacó por tener un poderoso brazo.
Rosique debutó en las Series Nacionales el mismo año que Isasi y en su temporada inicial impuso un récord para novatos al anotar 34 carreras. Cinco años más tarde, Rosique integró la selección al Mundial de República Dominicana en 1969 y allí su actuación fue fundamental para el triunfo cubano.
En el partido contra Estados Unidos, Cuba llegó al final del octavo capítulo con desventaja en el marcador; pero el lanzador Gaspar “Curro” Pérez conectó el jit que impulsó el empate y, con dos hombres en circulación, vino a batear Rosique.
Con el conteo a su favor, Rosique disparó el imparable decisivo que puso delante en el marcador, definitivamente, a Cuba. Del resto se encargó el “Curro” Pérez con su efectivo relevo. Rosique siguió brillando en las Series y conquistó en dos oportunidades el título de bateo, primero en 1971, con un promedio de 352 y luego, en 1974, con 347. Para sorpresa de muchos, en 1975 el fogoso jardinero central anunció su retiro del béisbol.
La despedida de la práctica diaria no significó en Rigoberto Rosique un alejamiento de los terrenos, porque estuvo al frente de Las Tunas y Matanzas en las Series Nacionales; aunque con estos equipos no alcanzó buenos resultados.
El “tercer mosquetero” matancero es considerado el jugador cubano de mayor tacto después de 1959: Wilfredo Sánchez. Este genial pelotero forma parte de una familia de enorme tradición deportiva: los Sánchez de Jovellanos. Cuatro de sus hermanos estuvieron en las Series Nacionales y uno de ellos, Fernando, fue un estelar jardinero. No sería exagerado afirmar que la familia Sánchez es la más destacada de todos los tiempos en la pelota cubana.
Wilfredo siempre ocupó el primer puesto en la alineación y defendió a lo largo de su carrera el jardín derecho. Nunca fue un bateador de fuerza y en 19 temporadas apenas disparó 16 cuadrangulares; sin embargo, en él se reunían las características ideales de un primer bate: excelente tacto y gran velocidad, lo que le permitió conectar 2174 imparables y ganar seis títulos de bateo.
En 1969, en una Serie de 99 juegos, Wilfredo asombró a todos cuando alcanzó la impresionante cifra de 140 jits, de ellos 13 triples, ambos récords. El de jits se mantuvo hasta 1998 cuando Michel Enríquez lo superó, al llegar a 152; mientras el de triples continúa vigente.
Wilfredo demoró un poco en llegar al equipo nacional, al igual que le sucedió a Rosique; pero después de “romper el hielo” no pudieron dejarlo fuera de la selección en una década.
En eventos internacionales, Wilfredo intervino en siete Mundiales, en los que Cuba siempre terminó como campeón; también en tres Juegos Panamericanos y tres Centroamericanos. Su momento más destacado ocurrió en el Mundial de Nicaragua, en 1972, cuando promedió para 414 e impulsó 13 carreras.
Wilfredo fue el primer jugador cubano en alcanzar los mil y dos mil imparables. En los años ochenta ya había visto pasar sus mejores momentos; no obstante, quiso seguir jugando para su provincia y, poco antes de su retiro, el veterano pelotero consiguió una extraordinaria hazaña: ganó su sexto campeonato de bateo en 1984. De esta manera se convirtió en el único hombre que ha logrado títulos ofensivos en tres décadas diferentes.
La primera corona fue en 1969; luego hubo cuatro en la década de los setenta y la última en 1984. Parece muy poco probable que algún otro jugador pueda igualar esta prueba de longevidad, unida a una calidad indiscutible.
De seguro los seguidores del equipo Matanzas extrañan los tiempos en que “los tres mosqueteros” Félix Isasi, Rigoberto Rosique y Wilfredo Sánchez hacían temblar a los lanzadores.

Yoenis Céspedes sólo tiene en la mira darle un título a los Mets

La imagen puede contener: 1 persona, practicando un deporte y béisbol

No más desfiles de automóviles. El jardinero cubano Yoenis Céspedes ya tiene un contrato a largo plazo y está enfocado en darle un título de Serie Mundial a los Mets.
Con carros que llaman la atención de igual manera que su trueno en el plato, Céspedes le está dando menos importancia a aquel aspecto de su vida y en vez se está concentrando más en su desempeño sobre el diamante. Al firmar en noviembre un pacto de cuatro años y US$110 millones, Céspedes se está estableciendo como una piedra angular en el futuro del conjunto de Queens.
"Eso me da un poco de calma, el saber que ya no tengo un contrato de un año y que voy a estar con los Mets por los próximos cuatro años", señaló Céspedes tras su llegada a los Entrenamientos de Primavera. "Me brinda algo de tranquilidad y así puedo enfocarme mejor".
Aunque reconoce que no está listo para la etiqueta de líder que le llevaría en un futuro, Céspedes dijo que el objetivo es el mismo en su trabajo diario.
"No creo que nada cambiará [en cuanto a el liderazgo se refiere]", dijo el guardabosque. "Pienso que continuaré siendo la persona que sale al terreno y quiere darlo todo, trabajar lo más fuerte posible y continuar ayudando al equipo y a los demás de cualquier manera en que pueda".
Céspedes indicó que el espectáculo de sus automóviles hace un año no fue algo que había planeado.
"Creo que mi enfoque nunca ha sido más allá del béisbol", explicó el cañonero. "El año pasado, con los carros, eso fue un aspecto fuera del terreno. Pienso que apenas entraba al terreno, siempre me concentré en el béisbol y sigue siendo así.
"El año pasado, eso pasó de repente".
Céspedes reveló que ahora tiene más caballos.
El dirigente de Nueva York, Terry Collins, dijo que no vio los automóviles y caballos como una distracción y que no hay nada malo con divertirse.
"En el clubhouse del Citi Field tenemos un aro de básquetbol", declaró Collins. "No hay nada malo con cosas así".
"Algo que siempre me impresiona de los jugadores de Grandes Ligas es que saben cuándo es hora de dejar las bromas. A las 6:35 (para un juego a las 7:05), prenden el switch y comienzan lo serio. Entonces si llega mañana sobre un caballo, a las 10 a.m. estará sobre el terreno y trabajará fuerte".
Ahora con el inicio de los entrenamientos, un contrato nuevo y uno de los mejores rosters en el béisbol, Céspedes está enfocado en ganar con un equipo con excelentes posibilidades.
"No pienso que hay urgencia. Sin embargo, cada jugador siempre quiere ganar esa Serie Mundial", dijo Céspedes. "Si este equipo puede mantenerse en salud, creo que tenemos una gran posibilidad de lograrlo".

Roberts ve a Puig como su jardinero derecho de todos los días en Dodgers


En el roster de los Dodgers hay suficientes jardineros para dividir cada uno de los tres puestos, pero todo luce indicar que en un mundo perfecto, el manager Dave Roberts quisiera tener a Joc Pederson en el bosque central y al cubano Yasiel Puig en el derecho de manera regular.
"Todos conocemos a Yasiel como defensor; si está jugando, puede impactar el juego del lado defensivo", dijo Roberts. "Ahora ves la calidad de sus turnos frente a los derechos y los zurdos. Si eso es consistente, no debe de haber motivo por el que él no estaría jugando prácticamente todos los días. Yasiel está muy motivado y quiere hacer lo mejor para el club. Espero que juegue mucho.
"Cuando dividimos el tiempo de juego en un puesto, se trata del personal. (El cubano) Yasmani (Grandal) no bateó muy bien ante los zurdos, así que tenía sentido tener a otro (para compartir la receptoría, que fue el panameño Carlos Ruiz al final del 2016). Lo mismo con Chase (Utley). ¿Veo a Joc agotando más turnos ante zurdos? Claro que sí. Pero eso se definirá con la calidad de sus turnos".
Pederson tuvo OPS (porcentaje de embasarse más slugging) de .918 contra los derechos pero apenas .469 vs. los zurdos la temporada pasada. Puig tuvo .784 ante los zurdos, comparado con .715 frente a diestros.
Aunque el jardín izquierdo parece estar en manos de Andrew Toles, Andre Ethier es el jardinero de más experiencia viniendo desde la banca, presumiendo un buen regreso de una fractura en la pierna derecha.
El venezolano Franklin Gutiérrez fue firmado más por su bate derecho que su defensa (ex Guante de Oro) y podría ganarse tiempo de juego si produce en la pretemporada.
Si Roberts decide dividir algunos de los jardines, no es algo que vaya a definirse a esta altura de los entrenamientos.
"Los jugadores comprenden la idea de hacer lo que más convenga para ganar el juego de esa misma noche", dijo el capataz. "No puedo complacer a todos los que quieren un lineup fijo todos los días. Vamos a hacer lo que se requiera para ganar en un día particular".

Las razones de Martí


Vladimir Baños subirá al montículo, que también puede recibir a Noelvis Entenza, Alain Sánchez y Miguel Lahera.
Por Roberto Ramírez 2/21/2017
 Foto: Roberto Morejón
VARIAS razones aportaron satisfacción al mentor Carlos Martí durante el estreno de su equipo en el tope preparatorio organizado aquí contra la de China Taipei de cara al venidero IV Clásico Mundial de Béisbol.
En primera instancia la victoria, acuñada seis carreras por dos en premio a 11 imparables que incluyeron batazos de todas las dimensiones, y buen relevo largo del zurdo Yoanni Yera, quien en cinco actos apenas admitió una anotación y seis jits, y propinó otros tantos ponches.
«La ofensiva respondió muy bien, y aunque restan varios días de entrenamientos y otros encuentros de confrontación fue importante que ganáramos como lo hicimos», sentenció el estratega en el Estadio Intercontinental donde el público apoyó a los suyos hasta el último instante.
«También nos permitió confirmar que tenemos aspectos en los que seguir trabajando», añadió con pragmatismo absoluto, minutos después del choque en que los suyos celebraron jonrón de Yosvani Alarcón y triple de Roel Santos, realzado con balance de 4-3.
¿Por qué Yera cinco capítulos tras los tres cubiertos por el abridor Yosvani Torres, a quien le anotaron una vez en el segundo?
«Tal como anunciamos el plan era utilizar al menos a tres lanzadores, pero teniendo en cuenta que la cantidad de envíos influiría», puntualizó Martí.
«Queríamos ver a Torres, y por eso abrió, y después apelamos a Yera en su condición de zurdo llamado a asumir un papel importante en la rotación», añadió.
«Lo dejamos hasta que se acercara a los 65 lanzamientos que estarán permitidos en el clásico (hizo 62), y después colocamos a José Ángel García como cerrador, tal como habíamos previsto», expresó.
A propósito, de conjunto admitieron 11 indetenibles (cinco Torres) y el entrenador de esa área Orelvis Ávila aportó otros datos interesantes: de sus 131 pitcheos (48 Torres, 62 Yera y 21 José Ángel) 83 fueron strikes y 48 bolas, y solo regalaron un boleto (el cerrador).
Todo ello pese al lógico cansancio que subsiste después del largo trayecto recorrido desde La Habana y el poco tiempo de estancia en una urbe donde la selección de la isla goza de gran reconocimiento entre aficionados que insisten en llevarse firmas y fotos como recuerdos.
«Según avancen los días el nivel será más alto, porque aún no hemos alcanzado toda la adaptación, y estos encuentros contribuirán a acercarnos a la forma óptima», precisó su timonel antes de sostener que este martes habrá cambios en la formación regular.
«Hay caras que van a repetir, pero también otras que no abrieron en el juego inicial», confirmó a tono con el objetivo de evaluar las respuestas de todos.
En tal sentido será importante perfilarse mejor ante los zurdos, pues no por gusto el abridor Kuan-Yu Chen (tres entradas) y Sheng-Hsiung Huang (una) fueron los únicos ilesos la víspera.
Vladimir Baños subirá al montículo, que también puede recibir a Noelvis Entenza, Alain Sánchez y Miguel Lahera.
Actuación por jugador:
Los regulares: Roel Santos (cf): 4-3/2 impulsadas, Alexander Ayala (2b): 4-1/1 impulsada, Frederich Cepeda (d): 2-1/1 impulsada y 3 bases por bolas, Alfredo Despaigne (lf): 3-1, William Saavedra (1b): 4-1, Yosvani Alarcón (r): 5-1/1 impulsada, Yurisbel Gracial (3b): 4-1, Carlos Benítez (2b): 2-0 y Yoelquis Céspedes (rf): 4-1. Los sustitutos: Yordan Manduley: 1-1, Guillermo Avilés: 1-0, Víctor Víctor Mesa: 1-0, Raúl González: 0-0.

¿Canallas?

Los que van y aplauden las consignas huecas que aún son semillero en la isla de Cuba
Se puede entender perfectamente a esas personas que han sido víctimas del monopolio de la información ejercido por el castrismo desde hace más de medio siglo. Se puede entender perfectamente, digo, a esas personas que, carentes de la noticia exacta de lo que ha sucedido en el mundo, pero, sobre todo, de lo ocurrido en la Isla en el lapso antes dicho, aún se manifiestan a favor del régimen o al menos asienten ante el hacer —y deshacer— de este.
Mas, aquellos que bien por sus viajes al extranjero o bien porque ya hoy en día tienen acceso de una u otra manera a un cúmulo de información donde constan los desmanes del castrismo, y aun así continúan manifestándose a favor de este, no es posible comprenderlos.
Ejemplo —y me cuento entre ellos—: cubanos que, ya fuera de su tierra por un lapso breve o largo, conocieron del asesinato en masa que sufrieron quienes huían en el remolcador “13 de Marzo”, o de los severos maltratos —físicos, psicológicos— de que fueron objeto tantos de los que decidieron abandonar el país durante la Crisis del Mariel, o de ciudadanos que en la actualidad son golpeados salvaje y públicamente por disentir de la ideología imperante o por vender una mercancía o servicio sin autorización estatal... Cubanos, decía, que, asombro mediante, han recibido estas novedades y, como indica lo lógico y lo justo, han discrepado o “desertado” definitivamente de sus simpatías por el castrismo, son muchos…
Porque resulta que si usted se entera de que en nombre del régimen con el cual simpatiza, fueron masacrados mujeres, hombres, niños, ancianos por medio de un barrida de agua a presión sobre la cubierta de una embarcación; o de que compatriotas suyos han sido vilipendiados, torturados al hacerlos arrodillarse ante la imagen de un gobernante o al destinarles golpes, cortadas en las partes más delicadas del cuerpo, por el único pecado de querer abandonar su país haciendo uso de un derecho que debe tener todo ser humano; o ya usted está enterado de que semana tras semanas valientes mujeres que salen a protestar llevando como única arma un gladiolo en alto, son golpeadas salvajemente, arrastradas por las calles, encarceladas por las fuerzas del orden... Si usted ya hoy está impuesto de todo esto —y de lo tanto semejante que faltaría citar—, y continúa declarándose públicamente en favor del régimen que lo lleva a cabo... usted es un canalla.
¿O habrá otra definición?
Y digo “públicamente” con toda intención. Es decir, me refiero a esas personas que allá en la Isla tienen acceso a la opinión colectiva, pero —y esto es muy importante— de ningún modo están obligadas por las circunstancias a manifestarse de una u otra manera. O aún más: absolutamente nadie las obliga a que se manifiesten sobre quehaceres políticos, bien en sus alocuciones, bien en sus escritos.
Es más: podrían, con toda invulnerabilidad, decidirse por el honroso camino del silencio. Pero no…, van y aplauden las consignas huecas que aún son semillero en la isla de Cuba, van y se postran ante un dirigente político o administrativo con mucho menos cacumen que el postrado y que no está haciendo otra cosa que repetir la cinta para continuar viviendo del “pueblo honrado y trabajador”.
Uno quisiera hallar otras definiciones, por ejemplo: “idiota”, “retrasado”, o en el mejor de los casos “candoroso” por memoria genética.
Pero qué va, imposible...
¿Serán personas que, en contra del colectivismo que propaga el propio comunismo, lamen la lengua del poder para mantener privilegitos de segunda categoría?
En fin. ¿Canallas? ¿O qué?

miércoles, 15 de febrero de 2017

El equipo fantasma


"Intrigante. Hay una vieja pregunta que carece de respuesta precisa, deslizándose hacia lo especulativo: ¿Cuántos cubanos hubieran aterrizado en las Grandes Ligas en las últimas décadas, de no haber sido cortado el cordón umbilical del beisbol profesional en la isla? Obviamente, nadie lo sabe, pero es inevitable entrar en consideraciones mientras barajamos nombres de peloteros impactantes en el sector aficionado.
Por: Edgard Tijerino 13 Febrero 2017
Para evitar enredos en la estructuración de un “All Star cubano” de aquellos tiempos, con peloteros que podían ser etiquetados como futuros big leaguers, previos a los desertores que se abrieron paso hasta convencer y establecerse, tratemos de enfocarnos en lo que vimos. Luego, agreguen ustedes los nombres que consideren viables.
ANTONIO MUÑOZ. Lo coloco –tomando ciertos riesgos- sobre Agustín Marquetti en la primera base. Bateador de impresionante poder y buen desempeño, el llamado “Gigante del Escambray”, pulido en los niveles de mayor exigencia, hubiera podido ser una aproximación de Canseco en poder, quizá con mejor dominio de la zona de strike.
ANTONIO PACHECO. En Atlanta, el columnista Dave Kindred escribió sobre Pacheco: “Este el segunda base que los Bravos necesitan”. Es dificil valorarlo mas alto que Félix Issasi a quien tantos equipos de Grandes Ligas pretendieron firmar en el inicio de los años 70, pero su agresividad y fuerza con el bate en momentos de mayor competitividad, su versatilidad y crecimiento bajo presión, lo habrían convertido en un pelotero de Juego de Estrellas.
GERMÁN MESA. En una tierra de grandes paracortos como Willie Miranda, Joe Valdivieso, Zoilo Versalles, Leonardo Cárdenas, Dagoberto Campaneris y otros hasta llegar a Rodolfo Puente y Rey Ordóñez, lo mejor que vi en el campo corto de una Selección antillana, es Germán Mesa. Lució fabuloso durante los Panamericanos del 91. Fue sencillamente increíble fildeando, y pese a su pequeña estatura, era un bateador altamente peligroso. Hubiera sido un autentico estrella “allá”.
OMAR LINARES. ¡Qué antesalista señores!, pero ¿qué hacemos con Cheíto Rodríguez? Fue grandioso, aunque no tanto como Linares. Desde que vimos al joven Omar en la Copa del 85 en Edmonton, deslumbró y continuó espectacularmente hasta que no tenía “mas allá” como amateur. Dicen que le ofrecieron un cheque en blanco. Opacó a Robin Ventura, y todos los terceras bases norteamericanos que llegaron a las Mayores y admitieron comparación con él en diferentes torneos. ¿Qué se piensa? Que hubiera sido un 40-40-300.
¿QUIÉN CATCHER? En los 70, un veterano Lázaro Pérez, fue el maestro de la posición y un bateador de respeto.
Mas adelante, Pedro Medina fue sólido como bateador, pero no mascoteaba con la efectividad necesaria. El mejor en la defensa y manejo de lanzadores fue Juan Castro, y alguién considerado con etiqueta de big leaguer si hubiera sido firmado a tiempo, es Pedro Luis Rodríguez. En una dificil posición, cada vez con menos pretendientes, Pedro Luis podría ser el hombre de la máscara en el line up de este equipo fantasma.
EN LOS BOSQUES. Vamos a ser un poco arbitrarios para garantizar a tres hombres: Wilfredo Sánchez por la izquierda, Víctor Meza como central y Luis Giraldo Casanova por la derecha. Los tres hubieran ascendido al estrellato en las mayores. Cierto, hemos desplazado a los Capiró, Rosique, y tantos más en posiciones de tanta preferencia en Cuba, con capacidad para seguir las huellas trazadas por hombres como Orestes Miñoso y Tony Oliva.
BATEADOR DESIGNADO. No podemos organizar un “All Star cubano” de aquellos tiempos, sin Orestes Kidelán. Sería imperdonable, y la opción de Bateador Designado, permite disponer de un espacio para semejante matador de pitcheres. Claro que hubiese jugado en las mayores y construido una consistente reputación.
EL PITCHEO. Liván Hernández primero y “El Duque” Hernández después, nos facilitaron una idea clara de lo que el pitcheo cubano de esos tiempos, podía ofrecer en la Gran Carpa. Ellos demostraron que José Antonio Huelga, Baudilio Vinnent, Jorge Luis Valdez, Lázaro Valle y Rogelio García, por citar apenas cinco brazos, se hubieran establecido, así como los relevistas Omar Ajete y Euclides Rojas. Hay mucho que discutir por supuesto, y ahí tienen las cartas sobre la mesa. Junténlas y barajénlas.

Hazañas en el diamante, ¿sepultadas en el olvido?


Por: Yirsandy Rodríguez Hernández 13 de febrero de 2017
Durante este viernes, cuatro de los que se podrían categorizar entre los 20 momentos más interesantes de la historia de la pelota cubana, pasaron desapercibidos por nuestros principales medios, ¡y de qué manera!
Un hecho tan importante como el debut de la novena de Industriales —ganadores de más trofeos con 12—, para muchos el equipo “insignia” de la pelota cubana, cumplió su aniversario 54. La celebración pasó por la vista de los lectores y televidentes, como aquellas relampagueantes combinaciones short stop-segunda de Tony González y el “Yayo” Linares, Rodolfo Puente y Rey Vicente Anglada, o Germán Mesa y Juan Padilla.
Aquel estreno de los azules fue acuñado por el estelar pitcheo del industrialista Rolando Pastor, que salió ganador frente al zurdo Franklin Aspillaga, de Occidentales, durante un duelo celebrado en el estadio Latinoamericano con pizarra de 8-2.
En la misma fecha, pero de 1979 (16 años después), el parque Calixto García Íñiguez de la Ciudad de Holguín, era inaugurado para acoger a millones de fanáticos en su extenso graderío, con capacidad para alrededor de 20 mil espectadores. Para beneplácito de la fanaticada holguinera, 23 años más tarde, el 26 de junio de 2002 su plantel se coronó con el título en la 41 Serie Nacional de Béisbol.
Desde entonces, los Cachorros de Holguín solo han podido clasificar a los play off en una ocasión (48 Serie en 2008-2009), y fueron barridos (4-0) por los Tigres de Ciego de Ávila. ¿Podría pasar desapercibido tan único y especial momento?
Para no irnos tan lejos del 2002, es válido detenernos en el día 10 de febrero. Eso, por dos razones de peso enorme… por dos heroicidades que merecen un aplauso cerrado: El jonronazo 400 de Omar Linares, y la segunda ocasión en que un pelotero conectó dos cuadrangulares en el mismo inning, honorable marca impuesta por el santiaguero Fausto Álvarez.
El récord de Linares, para muchos —dentro de los que me incluyo— el beisbolista cubano más inmenso y único de 1962 a día de hoy, descansa entre los más ilustres y colosales de todos los tiempos. “El Niño Linares”, como fue apodado por debutar con apenas 15 años, es uno de tres bateadores con 400 o más cuadrangulares en las Series Nacionales, solamente superado por la fuerza indomable del matancero Lázaro Junco (405) y el bate excepcional del “Tambor Mayor”, Orestes Kindelán Olivares (487).
Así pues, para coronar un día tan cargado de simbolismo y derroche de clase, el inolvidable “17” de la Aplanadora santiaguera, sopló dos bambinazos en el segundo capítulo ante los serpentineros de Matanzas, para así rubricar sello de siete remolcadas en un mismo inning.
Dicha huella fue mordida por los spikes de Alexei Bell, otro indómito, cinco años después, cuando el toletero botó dos pelotas con las bases llenas en el mismo primer episodio del día inaugural.
¿Será que la efervescencia de la recién terminada Serie del Caribe de Béisbol vetó a nuestros analistas, comentaristas, periodistas e historiadores a dejar escapar estos sucesos sin igual?
Seamos eco de nuestra gloriosa historia, ese será el camino más soberano en la carrera de querer ayudar al béisbol nuestro, que tantas emociones nos ha regalado, cuando no pocos imaginaron que la pelota Revolucionaria no alcanzaría a seducirnos.
Hay suficiente tela por donde cortar, y ojalá aparezca ya la tijera que mastique estos fallos, antes de seguir dejando escapar suspiro a suspiro una historia rica que es idiosincrasia. Lo mío primero, vengo viendo y escuchando esa frase desde que intentaba empinar papalotes con javitas. Por eso siempre digo que sí se puede, y en momentos así es cuando creo que la balanza de la razón se inclina hacia todos los que, por siempre, cuidaremos y estaremos dispuestos a abogar a gritos por salvar nuestro principal pasatiempo.
¿Foul o buena?... Me apena decirlo, pero así fue: el jonrón del viernes, forjado con la madera de la grandeza, el swing inmortal de un récord y el valor inestimable de una hazañas dentro del diamante, salió buena, como gigantesca y especial conexión que es… Sin embargo, con nuestros vientos de cuaresma, por esta vez —y espero que solo por este instante así sea— lo ahuyentamos a zona foul.

Cepeda ansía otro récord


Para mí es un honor regresar al equipo nacional.
Por: Tony Díaz Susavila 14 de febrero de 2017
EL ESPIRITUANO Frederich Cepeda, astro del béisbol internacional, asistirá el mes próxi­mo a su cuarto Clásico Mundial (WBC, por sus siglas en inglés). A los 37 años de edad es reconocido como uno de los grandes dentro y fuera de la isla que lo vio nacer.
JIT se acercó al ambidextro en el estadio La­tinoamericano, donde por estos días se prepara con la vista puesta en el estadio Tokio Dome, sitio en el que Cuba debutará el 7 de marzo frente a la armada nipona, monarca de las dos primeras ediciones del evento y bronceada en la última.
¿Cuánto representa estar en esta cita después de haber jugado en el béisbol japonés?
Para mí es un honor regresar al equipo nacional. Este será mi cuarto Clásico. El 2016 fue un año muy duro. Regresé lesionado de la Liga Japonesa, en la que estuve dos años con los Gigantes de Yomiuri, y debí operarme de una rodilla y solo 15 días después del codo derecho, en que me hice la conocida cirugía de Tommy John*.
A los cinco meses de esa última comencé a jugar y tuve una pequeña recaída (inflamación) que me hizo parar, pese a que estaba bien a la ofensiva. Después de dos meses de descanso volví y me siento muy bien.
¿Que opinión tienes de Japón, único equipo que siempre ha estado en el podio con par de títulos y un tercer lugar en la historia de los clásicos?
El béisbol japonés es grande, su liga bien fuerte junto a la estadounidense y la coreana. Es un béisbol muy exacto, con gran organización y excelentes talentos salidos de la cantera de República Dominicana, Estados Unidos y otros países de América.
Allí es fuerte desde el entrenamiento hasta el juego. Es rápido, hay bateadores de fuerza y con un pitcheo de lo mejor del mundo. Los lanzado­res dominan más de cinco lanzamientos.
En los clásicos, eres el líder de Cuba en hits (31), jonrones (5), extrabases (13), im­pulsadas (23), anotadas (17) y boletos (5). ¿Qué llevas a esta edición?
He hecho una buena preparación, más per­sonalizada, pues ya no tengo 20 años. Y sumo la experiencia de haber estado más de 15 veces en la selección nacional y dos en Japón. Llevo consagración al deporte, deseos de competir en la final, entrega a mi trabajo, a mi profesión, y el empeño porque todo salga bien.
Cuando comenzaste a jugar pelota no había nacido Yoelkis Céspedes, el más joven de este equipo. ¿Cómo ves la nueva generación de peloteros cubanos?
Es muy buena. En Cuba salen y seguirán saliendo excelentes talentos, como ocurre con el fútbol en Brasil y Argentina. Sucede que hay un éxodo de peloteros hacia el extranjero que, por ejemplo, se están viendo en torneos regionales como la Serie del Caribe. Si ahora en Grandes Ligas hay el mayor número de peloteros cubanos de la historia no es por gusto. Todos esos se formaron aquí, donde hay una pelota de respeto. Aunque pasen los años siempre habrá talento.
¿A qué crees se deba la poca presencia de ambidextros en la pelota cubana?
Formar un pelotero es trabajoso. Soy zurdo solo para batear. A muchos se le hace difícil hacerlo todo doble, lo mismo al pelotero que a quien te entrena. En mi caso tuve a mi padre como entrenador y eso me ayudó. Si no tienes resultados siempre viene alguien que te dice «quédate con tu mano», o sea batea solo a la derecha en mi caso. Yo revertí eso en honor a mi papá y le cambié la mente a los que me exigie­ron mantenerme solo derecho.
Eres un gran discriminador de lanza­mientos. ¿Qué ejercicio le recomendarías a los ansiosos en el cajón de bateo?
Lo primero es creer en lo que haces durante las prácticas. Es muy importante en todas las etapas el batintín, o el soporte de bateo como se le dice, porque es una bola estática y la puedes poner en la posición que quieras y pegarle para donde desees. El pitcheo a corta distancia con diferentes lanzamientos es otra varian­te. Siempre digo que es como manejar: empiezas mirando los pedales, porque no sabes dónde están, y después lo haces con los ojos cerrados.
¿Qué representa para ti el japo­nés Sadaharu Oh?
Cuando tenía 11 años fui a Japón a una Feria Mundial de Béisbol. Viajaron también Serguei Pérez (Industriales) y Luis Miguel Navas (Santiago de Cuba). Me hice una foto con Sadaharu y al re­greso me dieron más elementos sobre quién era. Me impresionó y lo tomé como ídolo. Después hemos creado una amistad. Siempre que voy a Japón conversamos. Fue un gran pelotero y es una gran persona.
¿Has pensado retirarte tras el Clásico?
No.
Llegado el momento del adiós… ¿Trabajarías con niños, dirigirías a Sancti Spíritus hasta llegar al Cuba, o simplemente te dedica­rías a otros quehaceres alejado del béisbol?
Cuando llegue te digo, pero sí te puedo adelantar que no voy a dirigir.
Eres multirrecordista absoluto del Clásico, y esas estadísticas crecen en cada salida tuya. ¿Cuál de ellas prefieres?
Todas, pero quisiera una que no es récord y cambiaría por todas esas: ser campeón.
Nota:
*En 1974 el pítcher de los Dodgers Tommy John sufrió una lesión en el ligamento colateral medial del codo. El médico del equipo, Frank Jobe, deci­dió intentar algo que había practicado durante la guerra: sustituir ligamentos destrozados por otros del cuerpo que son “prescindibles”. El doctor Jobe lo reemplazó por un tendón del antebrazo y funcionó. Tommy John jugó hasta 1989.