Después de una larga espera, "El Señor Jonrón'' de la pelota cubana se encuentra en Miami.
Pedro José Rodríguez, más conocido entre sus legiones de seguidores como "Cheíto'', llegó el sábado en la noche a esta ciudad para visitar a su hijo Roberto, quien vive en el área desde hace unos años.
Invitado por la compañía El Reencuentro, presidida por Osvaldo Pérez, Rodríguez vino no solo para visitar a sus familiares, sino para compartir con esos aficionados -se está preparando un homenaje el 16 de mayo en La Bodeguita del Medio- que todavía le recuerdan de sus tiempos de gloria con el equipo Cienfuegos, Las Villas en las Series Selectivas y la selección nacional en eventos internacionales.
"Mucha gente nos preguntaba cuándo íbamos a traer a Cheíto y ya está con nosotros'', expresó Pérez, quien también fue responsable del viaje de Antonio Muñoz hace unos meses. "Es un orgullo tener a una figura de este alcance en Miami''.
Primero con la madera y luego con el aluminio, Rodríguez era considerado el slugger más temible de su generación y entre sus momentos inolvidables está el cuadrangular que le pegó a Rogelio García en el Estadio Latinoamericano para decidir un playoff de Selectiva en 1978.
Con su forma de batear plantado en el cajón, sin dar paso adelante y apoyado solo en movimientos potentes y coordinados de cintura y muñecas, ningún otro pelotero era considerado más oportuno para dar el batazo bueno en torneos foráneos antes de Lourdes Gourriel.
"Cheo fue algo muy grande para la pelota cubana y un hombre al que se le debe reconocer mucho más'', afirmó Muñoz sobre el hombre que la acompañaba casi siempre en el centro de la alineación durante su pasada estancia en la ciudad. "El terminó con 286 jonrones, pero pudo haber sumado 500 sin problemas''.
El comentarista radial, Bobby Salamanca, anunciaba cada comparecencia de Rodríguez a la caja de bateo con una frase que todavía se repite a donde el recio toletero llega con su rotunda figura: "pase usted, Señor Jonrón''.
Rodríguez , quien defendía la antesala, llegó a tener una frecuencia de un cuadrangular cada 12.69 turnos y hubiera eclipsado fácilmente muchas marcas ofensivas de no haber sido víctima de una injusticia de la que todavía se comenta.
Amparados en un Código Penal hecho a la medida de lo absurdo, funcionarios del INDER y muy seguramente de un nivel superior separaron a Rodríguez del béisbol por tenencia ilegal de divisas --la del enemigo, claro está-- y fue condenado a vivir lejos de lo que más amaba, de lo que mejor sabía hacer.
Durante la III Copa José Antonio Huelga Rodríguez recibió un regalo de $92 de parte de un miembro del equipo de Venezuela y al ser descubierto recibió una sanción sumamente desmedida, que nadie -salvo los que la establecieron- entendió.
Cheíto estuvo fuera de los terrenos tres años y tres meses, pero cuando regresó ya la magia se había esfumado y Omar Linares era el propietario de la tercera base en la escuadra nacional.
Nacido el 26 de noviembre de 1955, Rodríguez debutó en la Serie Nacional de 1973-74 y ganó el premio de Novato del Año con Azucareros, dando inicio a una estela de actuaciones que le convirtieron en un consentido de la afición.
"Más allá de cualquier consideración fuera del terreno, Cheíto era un hombre que vivía para el béisbol y nada más, y por eso la gente lo adoraba'', agregó Pérez. "A los que vivíamos en las provincias centrales nos regaló innumerables momentos para el recuerdo. Hay que ser agradecidos y pagarle con nuestro cariño. Nadie mejor que él se lo merece''.
deportivasmlb@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario