lunes, 2 de mayo de 2016

Los mejores peloteros ya se fueron de Cuba, afirma futuro talento de Grandes Ligas



JORGE EBRO ABRIL 30, 2016
Ya ni recuerda cuantas veces le dijeron que no, que era muy chiquito, pero Yadiel Hernández nunca dejó de pensar en el béisbol como una novia a la cual retornaría en algún momento, hasta que la vida le diera una señal.
Ni cuatro años de jugar pelota vasca lo alejaron de esos terrenos improvisados en plena calle, hasta que alguien le avisó de unas pruebas libres para buscar talento y el joven no lo pensó dos veces. Era el signo que estaba esperando.
"Imagínate que nunca jugué categorías inferiores, que jamás pude entrar en las escuelas deportivas por el asunto del tamaño'', recordó el matancero, de 28 años y ya feliz agente libre para negociar pacto de Grandes Ligas. "Ansiaba tanto jugar pelota, que pasé la prueba con sobresaliente. Y ya tenía mi próxima meta en mente''.
Entonces, a los 22 años, Hernández decidió que no iba a estar en ninguna liga de desarrollo ni quedaría confinado al banco de Matanzas, sino que iba a ser titular, uno de los mejores entre los mejores. Después de todo, no tenía tiempo para perder.
La explosión fue inmediata, desde su debut en la Serie Nacional 49 y hasta el momento en que decidió escapar de una selección nacional el 30 de junio del 2015, Hernández se erigió en un bateador temible.
¿Cómo era posible que ese desconocido podía aterrorizar a lanzadores que pasaron por academias? ¿De dónde había salido este muchacho que no recordaba a esos sluggers de antaño? ¿No era acaso demasiado chico?
Víctor Mesa, el polémico manager del equipo provincial, sabía la clase de talento que tenía entre sus manos y le dio todas las posibilidades de establecerse y triunfar. No por gusto para Hernández, el "loco Mesa'' es como un padre y no hay quien se lo toque.
"Nunca le hice caso a las dudas, pues yo me había jurado a mí mismo que iba a llegar al Matanzas y al Cuba, por encima de cualquier cosa. '', agregó el jardinero que en seis series conectó para .324, con 62 jonrones y un OPS de .939. "Cuando logré cumplir ambas metas, pues puse mi mente en otra cosa''.
Esa otra cosa eran las Grandes Ligas. Cuando podía, Hernández se enteraba de los logros de José Abreu, Yasiel Puig, Aroldis Chapman…Su frase favorita pasó a ser: "si ellos pudieron, yo también''.
Con la ayuda de un amigo, escapó de un tope contra una escuadra de Estados Unidos en Carolina del Norte, poco después lograba reunirse con su esposa e hija, y es muy probable que en las próximas semanas pase a formar parte del contingente de compatriotas en el mejor béisbol del mundo.
Esto no es poca cosa para aquel joven al que muchos rechazaron por no poseer una estatura de respeto ni una musculatura de acero, iniciado muy tarde de acuerdo con los cánones de los reclutadores de talento.
"Soy uno de los últimos peloteros importantes de mi generación y no creo que queden muchos mejores que los que se fueron'', apuntó. "Los mejores ya están fuera. En Cuba no queda nadie. Y eso que me atrasé un poco para irme, pero cada cual toma sus decisiones en el momento que considera correcto''.

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