jueves, 27 de febrero de 2014

Internet, Blogueros, Periodismo

Existen actualmente más de un centenar de blogueros en la Isla. Son la prueba de que, aunque el gobierno intenta limitar los cambios en el seno de la sociedad, Cuba está poco a poco entrando en el siglo XXI

Hoy en día, la «blogosfera cubana -este espacio digital donde los cubanos pueden expresarse libremente, al amparo de la censura- representa la cuarta fuente de información sobre el país, después de los medios oficiales, de la prensa alternativa y de los corresponsales extranjeros acreditados en Cuba.
Sin embargo, todavía hoy es muy difícil para los cubanos conectarse a la Web y acceder a las páginas publicadas por esta nueva generación de blogueros. Además, el gobierno controla estrictamente todo lo relacionado con las conexiones y los contenidos considerados como subversivos. Desde su aparición en la Isla, Internet fue efectivamente víctima de una fuerte censura y es tan vigilado como la prensa escrita, la radio y la televisión. El régimen tiene el monopolio de todos los medios de comunicación a través de diferentes ministerios, instituciones y organizaciones.
En efecto, Internet apareció en Cuba en 1997 y el mismo año se creó el Centro Nacional de Intercambio Automatizado de Información (CENIAI), que fue el primer proveedor de servicio Web en Cuba. Actualmente, el único proveedor es la empresa ETECSA, que pertenece al gobierno, que controla pues a todas las personas que quieren acceder al servicio. Muy pocas obtienen autorizaciones y éstas pueden ser revocadas. La mayoría de las personas que tienen cuentas de acceso las comparten con amigos y familiares (a veces unos veinte individuos). En un país donde todo se vende o se compra, estas cuentas también se venden en el mercado negro. Al final son decenas de personas las que acceden a Internet mediante una misma autorización de conexión. No obstante, la utilización ilegal de Internet puede costar cinco años de cárcel.
En 2008 el gobierno autorizó la compra de ordenadores, de accesorios informáticos y de teléfonos móviles y le permitió a la población acceder a Internet desde los hoteles. Sin embargo no se puede adquirir una computadora sin autorización oficial. Se realiza una discriminación ideológica abierta y una discriminación económica más sutil: una computadora cuesta unos 600 CUC y el salario medio de un cubano es de menos de 20 CUC al mes. Los precios también son prohibitivos en el mercado negro (alrededor de 400 CUC), donde las computadoras se suelen vender por piezas sueltas. Concretamente, muy pocos cubanos tienen una computadora en casa.
Además, en Cuba existen dos redes distintas: la red nacional (o intranet) que sólo permite conectarse a sitios gubernamentales, una enciclopedia y documentos educativos, páginas de órganos de prensa oficiales y de diferentes organizaciones culturales y de masas (UNEAC, UPEC, UJC, etc.), blogs oficialistas cubanos, sitios Web pro-revolucionarios y a un servicio de correo electrónico (en «.cu»). La conexión es disponible en cibercafés (Correos de Cuba) y cuesta alrededor de 1 CUC por hora. La red internacional da acceso a la Web mundial, pero ciertas páginas están sometidas a la censura y no se pueden ver desde Cuba. No se puede acceder a portales como Yahoo! o Google a causa del embargo norteamericano. Portales como MSN o Hotmail están censurados desde 2007 y no se pueden abrir desde Cuba. Esta conexión internacional es muy cara: 4,5 CUC en los Correos de Cuba y 6 en los hoteles, o sea casi el tercio del sueldo medio de un cubano. Las tarjetas pre-pagadas que se venden en los hoteles se compran en divisas, una moneda más o menos veinticinco veces más fuerte que el peso cubano en el que se pagan los salarios de los cubanos. Entonces, pocos cubanos pueden utilizar este servicio, demasiado costoso. Una vez más las restricciones son técnicas y económicas y permiten limitar las conexiones y la posibilidad para el pueblo cubano de abrirse al mundo, a la actualidad nacional e internacional cuya mayor parte nunca llega hasta Cuba.
El gobierno vigila las conexiones mediante la obligación de conectarse desde puntos de acceso públicos. Cada usuario de un cibercafé tiene que dar sus apellidos y nombre, así como su dirección para poder conectarse. Cada internauta es vigilado y se sabe siempre quién se conectó y cuándo. También se crearon medidas para vigilar el contenido de las conexiones: existen mensajes de alerta que aparecen en la pantalla cuando se inscriben palabras «subversivas» en correos electrónicos o servidores. La página abierta se cierra automáticamente cuando se escriben tales palabras o si estas palabras están inscritas en un e-mail ya recibido. Así, las autoridades impiden a toda persona potencialmente «contrarrevolucionaria» recibir o buscar informaciones no conformes con la ideología oficial. Legalmente, todos los textos puestos en línea por los cubanos tienen que ser controlados y sometidos a censores antes de ser publicados. En efecto, todo documento o texto tiene que ser aprobado por el Registro Nacional de Publicación en Serie (Resolución 59/1999) antes de poder aparecer (o no) en la Web.
Con todas esas restricciones, hasta 2011, Cuba era uno de los países del mundo que tenía más retraso en lo que se refiere a Internet. En efecto, la Isla recibía el servicio por satélite puesto que el embargo americano le impide conectarse a la red mundial de cables ópticos. Esto explica la lentitud de las conexiones que demoraban a veces decenas de minutos en cargar una página o una foto. Ese año, Venezuela permitió a Cuba, Trinidad y Tobago, Haití y Jamaica recibir Internet mediante cables de fibra óptica, y así acceder a una red más sofisticada y rápida. En la Isla, sólo el 11,5 % de la población tenía acceso a Internet en 2008 y el 13 % en 2009, o sea menos de 1.500.000 cubanos para una población interior de más de 11.300.000 habitantes. Es el índice más bajo de América Latina. El gobierno justifica estas cifras por la mala conexión antes de la llegada de la fibra óptica hacia la Isla. Sin embargo, la conexión por satélite justifica la lentitud, pero no las restricciones ni la censura. Además, las cifras corresponden al acceso a la intranet cubana y sólo el 2,1% de la población pudo conectarse a la Web mundial en 2008[1]. En 2012, 2.700.000 cubanos pudieron conectarse a la Web (mundial, pero sobre todo nacional) y en 2013 más de 100.000 abrieron una cuenta Internet en los nuevos espacios públicos de navegación creados a mediados de ese año, según la Oficina Nacional de Estadísticas.
No obstante, a pesar de los precios prohibitivos, la llegada de Internet a Cuba ofreció a los cubanos nuevos medios de expresión y de comunicación. Muchos jóvenes encontraron en los blogs nuevas vías para expresar sus dudas y sueños, sus observaciones y sus miedos. Empezaron a publicar textos en línea y permitieron al mundo acceder a las interrogaciones y las constataciones de cubanos que no reflejan siempre las imágenes vinculadas por los medios oficiales. Los blogs independientes ilustran en su mayoría el desfase que existe entre la visión de la sociedad transmitida por el gobierno y la realidad a la que están confrontados muchos cubanos. Generalmente, no son blogs políticos ni partidarios, sólo representan una especie de cuaderno de bitácora de temas (personales o de actualidad) que inspiran a hombres y mujeres a diario y ofrecen una ventana abierta hacia una realidad cubana que poco se conoce en el exterior de la Isla. Estas bitácoras permiten también a los (pocos) cubanos que pueden leerlas ver que personas como ellos intentan hacer evolucionar -quizás cambiar- el sistema en el que viven y que les parece cada día más incoherente. Generalmente los blogueros tratan de mantener una distancia tanto con el régimen, como con la disidencia. Aunque muchos emiten críticas hacia el sistema y ofrecen otra cara de la realidad, muchos no se definen como opositores: sólo piden cambios y dinamismo por parte del gobierno. Son blogueros independientes -en la medida en que se expresan libremente, sin estar sometidos a ninguna censura gubernamental-, no opositores al gobierno. Sin embargo, representan otra vía, otras voces cubanas que poco a poco salen de la inercia.
Los primeros blogs independientes aparecieron en 2007. La mayoría de las personas que publicaban artículos críticos respecto al funcionamiento de la sociedad cubana, utilizaban seudónimos. Con el tiempo, algunos empezaron a firmar sus artículos con su nombre, a iniciativa de Yoani Sánchez, la famosa bloguera que abrió su blog «Generación Y» en abril de 2007. Según Manuel Vázquez Portal existe un estrecho vínculo entre el periodismo libre y la nueva generación de blogueros. Efectivamente, éstos son la prolongación moderna, callejera de los periodistas independientes. Esta evolución se hizo a raíz de la llegada de Internet hacia ciertos ciudadanos cubanos que deseaban compartir sus reflexiones. Hoy no sólo los periodistas y la oposición denuncian la otra cara de la realidad socialista, sino también los cubanos de a pie. Los blogueros proceden de diferentes profesiones: son profesores, estudiantes, artistas o fotógrafos. La mayor parte de ellos viven en La Habana, donde es más fácil acceder a la Web que en las provincias. Los primeros en publicar textos se conectaban en los Correos de Cuba o en universidades, y a partir de 2008 empezaron a ir a los hoteles para acceder a Internet. Ciertas embajadas abren también sus puertas a los blogueros, pero muchos se niegan a aceptar la oferta porque no quieren que sea interpretado como una vinculación con la oposición. Los blogueros que tienen un ordenador en casa escriben sus textos en su computadora y los graban en memorias flash antes de ponerlos en línea desde Correos u hoteles. La mayoría de ellos envía los artículos por e-mail a personas que viven fuera de la Isla y que luego los cuelgan en Internet.
Todos los blogs cubanos son accesibles a los internautas que viven en la Isla. El gobierno no los censura. Sin embargo, como muy pocos ciudadanos tienen la posibilidad de conectarse, las autoridades saben que, de momento, los blogs no tienen un impacto demasiado importante en la población para representar una amenaza real. La presión ejercida por la comunidad internacional desde la adopción de la Posición Común Europea y la Primavera Negra tiene también sus efectos. El régimen sabe que si quiere salir del callejón sin salida económico en el que está, no puede permitirse nuevos arrestos masivos y nuevas sanciones. En efecto, hoy en día, algunos blogueros gozan de cierta fama internacional puesto que la gran mayoría de sus lectores no vive en Cuba. Sin embargo, algunos son víctimas de cierto acoso por parte de la policía política o de organizaciones de masas: el objetivo es conducirles a abandonar sus actividades, frenar el desarrollo del fenómeno y detener lo más posible la apertura de Cuba hacia el resto del mundo. Viven con una espada de Damocles encima porque la publicación digital de un artículo juzgado «contrarrevolucionario» puede conducir a una pena de veinte años de privación de libertad. El gobierno, para no dejarse adelantar por las nuevas tecnologías, incitó a la creación de páginas personales de cubanos revolucionarios. Entonces, muchos periodistas oficiales publican también en blogs personales. Internet se volvió el nuevo caballo de batalla de las autoridades.
A pesar de todo, existen actualmente más de un centenar de blogueros a través de la Isla: son la prueba de que, aunque el gobierno intenta limitar los cambios en el seno de la sociedad, Cuba está poco a poco entrando en el siglo XXI. Entre los más destacados podemos citar: Yoani Sánchez que escribe en «Generación Y», Reinaldo Escobar que publica sus artículos en «Desde aquí», y Caudia Cadelo, que alimentó con sus reflexiones una página titulada «Octavo Cerco» hasta 2011. Los recorridos de estos tres blogueros alternativos pertenecientes a tres generaciones diferentes son bastante distintos:
·         Yoani Sánchez, procedente del medio universitario se desilusionó del sistema de manera progresiva a partir de finales de la década del noventa, al ver el estricto control ejercido por las autoridades revolucionarias en el seno de la Universidad cubana. Tuvo además la posibilidad de vivir unos años en Suiza y de conocer lo que es la realidad fuera de Cuba. Cuando regresó a la Isla ya no creía más en el modelo revolucionario y empezó a fomentar actividades culturales alternativas antes de crear su blog en 2007 y la Academia Blogger en 2009.
·         La trayectoria de Reinaldo Escobar se parece a la de los periodistas independientes de la primera generación, ya que fue primero periodista oficial antes de entrar en disidencia a finales de los años ochenta (poco antes del Periodo Especial, en momentos en que el modelo revolucionario empezaba a entrar en crisis) y de integrarse a la prensa independiente. En 2007 creó su propia página Internet para poder difundir sus producciones periodísticas.
·         Por su parte, Claudia Cadelo, la más joven, perdió sus ilusiones revolucionarias al principio de la adolescencia, en pleno Periodo Especial. Pero hasta 2008 no sabía que existía en el país un movimiento disidente, lo que ilustra la división social que existe en Cuba y la casi impermeabilidad de los dos ámbitos, ya que el régimen hace todo lo posible para esconder la existencia de la oposición interna y silenciarla. Rápidamente Claudia Cadelo decidió abrir una bitácora digital para poder compartir sus dudas y sus miedos, su visión de la realidad cubana.
Estas trayectorias diferentes y variadas ilustran la diversidad que existe en el seno del movimiento bloguero. Cubanos de edades y horizontes distintos alzan hoy su voz para tratar de sus experiencias y de SU Cuba. Ningún estrato social escapa a la desilusión y, si muchos proceden del medio intelectual o cultural y fueron antes revolucionarios antes de distanciarse del sistema, no existen «paradigmas» de blogueros. El único punto en común que todos comparten es la voluntad de escribir sobre la otra Cuba, la que se esconde detrás de las consignas revolucionarias y de las informaciones oficiales.

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