La exclusión de la prenómina al Clásico de 2017, del jardinero Frederich Cepeda, ha desatado en los medios cubanos una especie de «campaña» por su inclusión.
Nadie —ni el más absurdo de los absurdos— pone en duda la necesidad en la pelota cubana de un slugger de probada valía en eventos internacionales. Cuba, como nación (concepto que no comprende fronteras) posee unos cuantos midiéndose en la Gran Carpa americana, uno por la Liga Japonesa (Alfredo Despaigne) y escasísimas balas en la Nacional. Sin la opción de mirar a los de la MLB, las exclusiones visibles de «intocables» rumbo al IV Clásico Mundial, le pusieron a más de un aficionado la piel de gallina.
El caso que más llamó la atención fue el del espirituano Frederich Cepeda, quien desde inicios de año, venía haciendo quórum por su incorporación al team que defenderá los colores patrios en Japón. País y estilo de juego que Cepeda, conoce al dedillo, pese a la decepción de su contrato. Esto incluso, es un plus adicional.
«Sueño con el IV Clásico Mundial del próximo año. Sería quizás el único cubano con cuatro apariciones en ese torneo y cada hit, impulsada, jonrón o anotada sería un récord personal y para Cuba», le dijo en septiembre al colega Joel García.
«La expectativa es el Clásico. Primero enfocarme en la Serie Nacional, porque si no tienes un resultado no hay un después. Trataré de mantener el rendimiento y por supuesto, integrar el equipo nacional. Yo solamente me entrego todos los días en el terreno, y ello da resultado», le confesó a esta reportera, también por el noveno mes, cuando a los Gallos se le estaban acabando las vallas donde actuar en la liguilla cubana. Lo hacía desde una camilla, en medio de una sesión de masajes en la rodilla, la misma que estaba cuasi recién operada, por segunda ocasión.
«Hay muchos atletas buenos fuera de los seis equipos, no hablo de Cepeda solo y, aunque no hayan cumplido los requisitos que pedía un elenco, deben ser elegibles para una preselección porque jugaron la Serie Nacional», le comentaba a Elsa Ramos, del periódico Escambray, por noviembre, cuando la segunda etapa abría sus puertas y él no era elegible por razones de salud. Dijeron.
No obstante, en 39 partidos jugados con un equipo colero como los Gallos, fue el séptimo de los bateadores con 373, octavo en slugging con 560, sexto mejor porcentaje de embasado (OPS) con 1.045, 22 carreras impulsadas y 18 anotadas. Cepeda—aún a media máquina—sienta a unos cuantos dentro de la polémica pre-nómina de 50 jugadores. Y eso lo sabe, hasta el recogedor de basura del Tokío Dome.
Por ello, desde la exclusión, ha resurgido una especie de «Operación Cepeda», que busca ubicarlo allí, donde debió estar en un principio. Es evidente. Al calor de la reacción popular, apareció una bolsa de varios peloteros que serán «elegibles» para los cuatro equipos de los play off. Cepeda, aunque no de manera literal, encabezaba la lista. La idea es que el del dorsal 24 actúe de refuerzo en alguna novena semifinalista. La convocatoria nada solapada—según fuentes cercanas al equipo naranja—del comisionado nacional de béisbol, Heriberto Suárez, cuando en visita reciente a Villa Clara, intencionó la selección del toletero espirituano.
Los medios nacionales también se sumaron a la campaña. Espacios en medios escritos, radiales y televisivos han disertado sobre la necesidad de que Cepeda haga el equipo al Clásico. Lo más reciente, fue la aparición televisiva del médico Liván Peña, quien refirió la entrega del «24» porque se incorporó a jugar con los suyos, antes de recuperarse de la operación, pero que ya está en condiciones y ojalá se cumpliera el sueño de verlo en la cita internacional más importante del mundillo beisbolero en 2017.
Al parecer, Cepeda, no se quedará como su co-equipero de antaño, Ariel Pestano, cuando el III Clásico Mundial. Esta vez, quienes deben opinar, lo han hecho. Esta vez no hubo loas al mutis, si no a lo «injusto», como se lee también en la prensa yayabera. Si para el 28 de enero, el MVP de la Serie del Caribe de 2015, está en plantilla rumbo a Japón, será un poco porque el motor pequeño hizo mover al grande. Pero en esencia, porque de los elegibles en Cuba, ninguno le pisa los spikes.
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