martes, 9 de junio de 2015
Semanas atrás se dio a conocer la noticia de la separación por toda la temporada de Erisbel Arruebarruena, por reiteradas indisciplinas, que levantó ciertas dudas y muchas críticas. El ‘Grillo’ ha decepcionado a varios, pero ¿En qué parará esa historia?
El tema es delicado, por todas las razones que han desembocado en este asunto.
Partamos de un concepto claro:
No es sencillo ser millonario de la noche a la mañana, pasar de una bicicleta al carro del año, de compartir una bate con todo el equipo a tener el tuyo personalizado y de la novia de la adolescencia a bailarinas semidesnudas enfocadas en ti, en cualquier club nocturno de los Estados Unidos…el cambio no es fácil.
No estoy diciendo que ese es el caso de Arruebarruena, pero si el denominador común, pues es altamente difícil enfrentarse a otra cultura, otro idioma, otro clima y encima de eso sentirte ‘en la cima del mundo’, fenómeno que no pasa en Cuba.
En la isla los peloteros (salvo una elite muy reducida) son hombres comunes, que cuentan con el cariño de la gente del barrio y la provincia en general, además de flashazos ocasionales en la prensa.
En las Grandes Ligas el monstruo mediático es indescriptible y surreal, con fanáticos gritando tu nombre desde las menores, los equipos contrarios con un plan para lanzarte sin haber debutado aun, cada incidente de tu vida plasmada en las redes sociales, en fin, la meca del beisbol mundial, con la exigencia que genera y merece.
Arruebarruena, sin embargo, siempre tuvo esa arrogancia extra en las Series Nacionales, aquella que lo hacía lucir el mejor del planeta en el campo corto con batazos imposibles de fildear, mientras que parecía un pedante con roletazos fáciles que erraba con su excesiva autosuficiencia, o como diríamos los cubanos de esta época, su excesivo ‘blofe’.
Pero no nos engañemos, Erisbel es un hombre bendecido para jugar beisbol.
Su rango de fildeo, su atleticismo, su anticipación y su brazo, son de otra galaxia.
Por eso se torna difícil para quien escribe estas líneas e imagino que varios de los fanáticos regulares, entender como alguien es capaz de tener todas esas habilidades y la oportunidad de jugar en el mejor escenario de este deportes, para terminar despilfarrándolo.
¿En serio ‘grillo’?
Hombre, usted tiene en sus manos lo a que miles de peloteros en el mundo entero se les niega y encima, te pagan una millonada por jugar, literalmente.
Un malgasto imperdonable.
Arruebarruena tiene asimismo un compromiso con el resto de los peloteros cubanos que están esperando su oportunidad para firmar. Esos reportes negativos pudieran influir en contrataciones posteriores y la credibilidad sobre el profesionalismo de los cubanos.
El cienfueguero, no obstante, tiene un compromiso consigo mismo. Enfocándose un poco más en el bateo, solo un poco, pudiera jugar los próximos 10 años en las Grandes Ligas, seguir ingresando millones, asegurar aún más su futuro y el de su familia también.
Un patinazo lo tiene cualquiera, el que esté libre de pecados que tire la primera piedra. A Erisbel Arruebarruena le sobra tiempo y talento para rehacer su imagen y buscarse el puesto que amerita en el beisbol profesional. Ojala y seamos testigos de una reacción positiva de parte del cienfueguero, pues cualquier otra cosa sería un desperdicio y no lo merecemos.
Sin más por ahora,
Daniel de Malas Andreu
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