Por Sergio Girat y Leon padron Ascuy
Fechado el 10
de septiembre/2014, antes del comienzo de la actual Serie Nacional de Béisbol, la
periodista Daily Sánchez, escribió para Cubadebate un artículo titulado “Serie
54: bebé con problemas antes de nacer”. Su alarma no era para menos, ya que había visto
en la nómina del equipo Matanzas a Demis Valdés, sancionado a no
participar por un año en cualquier evento deportivo en Cuba, por hacer justicia
con un bate contra el pitcher villaclareño
Freddy Asiel en la pasada campaña. Incluso señalaba: “La Serie Nacional no necesita
nuevas reglas si apenas sabe cumplir con las que tiene. Se toman medidas
arbitrarias y se violan o se derogan como si todo fuera coser y cantar… Por eso estamos como estamos”.
Y aunque finalmente Valdés, quedó
fuera de la selección de Víctor Mesa, la predicción de Daily sobre las
malformaciones de la Comisión Nacional de Beisbol (CNB) se cumpliría tres meses
después. Así lo refleja el suceso acaecido el 10 de diciembre en el estadio Latinoamericano,
en un juego entre los equipos Pinar del Rio, campeón de la serie nacional, e
Industriales, que ha dejado mucha tela por donde cortar.
Todo sucedió cuando al filo del
octavo capítulo Yuliesky Gurriell, conectó un batazo que daba el empate para
los Industriales, y los árbitros decretaron foul; pero Vargas, el director
industrialista, protestó, y se apeló a la cámara lenta, que para nada dejó
esclarecida tal problemática. Los espectadores de este juego y los narradores
de la televisión, pudieron apreciar que la cámara lenta, debido al ángulo, no
ofrecía la perspectiva clarificadora, que sirviera para dictaminar la jugada.
No obstante, se revocó la decisión arbitral y se decretó el jonrón para los
azules.
Este dictamen provocó que Alfonso
Urquiola, manager de Pinar, abandonara el terreno, y se buscó no sólo el forfeit para su equipo, sino además que lo suspendieran como
director por el resto de la etapa clasificatoria (54 Serie Nacional de Béisbol).
Los entendidos del beisbol consideran que
tal medida fue injusta y controversial.
“La amonestación a Urquiola, separándolo hasta el final de la
clasificación es un descaro, menos mal que no tiró tierra a los ojos del
árbitro como hizo el pasado año Víctor Mesa, porque lo meten preso de por vida”,
declaró Sergio Girat Estrada, presidente de una Peña deportiva en el Vedado. Y
añadió: “la repetición que vimos, con recursos que no sirven para eso, no esclareció
la conexión de Gurriell. Ciertamente la revisión digital opera ya en varios
deportes, como el volibol, el tenis y en el futbol, pero se realiza con medios
digitales muy eficaces”.
José Antonio Pérez, ingeniero
villaclareño, amante y recopilador de las estadísticas beisboleras durante años,
declaró. “Ahora es muy fácil emprenderla contra Urquiola, reglamento en mano,
el eslabón más débil. La regla dice que si persiste la duda en el video,
prevalece la decisión arbitral, así que los primeros que cometieron la
indisciplina son los que anularon la primera decisión, lo cual demuestra nuevamente
el irrespeto que la CNB les tiene a nuestros árbitros.
“Si hablamos de actitudes
antideportivas, me dijo Luis Medina, especialista en beisbol, sería adecuado
sancionar al manager del equipo nacional Víctor Mesa ¿Es que nadie ha visto su
forma de comportarse con sus jugadores, diciéndole obscenidades? ¿Nadie ve cómo
se dirige a ellos cuando las cosas no salen bien? ¿Nadie advierte cuánto le
manotea a los árbitros al discutir? ¿Nadie lo ha pillado tirándole tierra a un
árbitro? Entonces no me hablen de hechos antideportivos por una reacción de
rechazo ante la evidente incapacidad de la CNB”.
Alfonso Urquiola no es un improvisado
y la gente lo sabe; hay que
reconocer sus méritos: es uno de los pocos que dentro del beisbol cubano han
conseguido éxitos como jugador y posteriormente como Manager.
Este pinareño, nacido en 1953 (Bahía Honda), no sólo fue un estelar segunda
base de los equipos pinareños que ganaron los campeonatos nacionales del 78,
81, 82, y 85, más cuatro de las seis series selectivas, sino que también
integró los team-Cuba durante la
primera mitad de la década del 80. Posteriormente, tras su retiro como jugador
activo en la segunda mitad de los 80s, dirigió y ganó siete veces la liga de desarrollo
vueltabajera, hasta que en 1998 toma las riendas del equipo Pinar del Rio,
llevándolo a la obtención del título ese año.
Después dirigió la selección cubana en los Panamericanos Winnipeg (1999),
primer evento beisbolero en el que Cuba enfrentó a los profesionales. Se ganó
aquel evento y se clasificó para los Juegos Olímpicos. Seguidamente Urquiola
tendría bajo su égida al equipo que dividió honores en el Tope Bilateral contra
el conjunto de Grandes Ligas: Orioles de Baltimore. Tras un largo peregrinaje
fuera de su terruño, que lo llevaría a dirigir la selección nacional de Panamá
en el 2007, Urquiola fue llamado para dirigir el equipo de Pinar en el 2011, que
se titula (contra todo pronóstico) la Serie de Oro, siendo recibido como un
héroe en su provincia. Este triunfo se repetiría en la pasada serie 53, dándole
el derecho de conducir al equipo pinareño a la venidera serie del Caribe,
próxima a realizarse en Puerto Rico.
Urquiola no debió abandonar el
terreno, por lo que esto significa para la afición pinareña y de Cuba. Pero estoy
convencido que si tal infracción la comete Víctor Mesa, no pasaría nada, como
ha ocurrido tantas veces cuando Víctor insulta a los árbitros, y a los
periodistas en las conferencias de prensa.
Si los árbitros decretaron foul y la cámara no aportó una clara
definición para decidir, ¿por qué la comisión decide lo contrario? ¿Es la
oportunidad propicia para entregarle al manager de la dictadura, Víctor Mesa,
las riendas del Cubapinar en la serie del Caribe? Ya lo veremos.
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