La Federación Cubana de Béisbol aceptó la invitación para que el campeón nacional Villa Clara participe en la próxima Serie del Caribe que se celebrará en Venezuela.
El regreso de Cuba a la también llamada Pequeña Serie Mundial Latinoamericana se producirá luego de superar una serie de obstáculos políticos y burocráticos relacionados con el embargo comercial de Washington a La Habana.
Lo hará en calidad de invitado, como se había planteado inicialmente y no como miembro pleno de la Confederación de Béisbol del Caribe, tal como se dijo después.
Esto significa que no está garantizada la continuidad de su participación más allá del 2014, cuando la sede corresponda a los otros países miembros de la Confederación, como República Dominicana, Puerto Rico y México.
Y tiene su lógica política, pues cualquier jugador cubano que desee escapar en busca de un mejor futuro en el evento en Venezuela posiblemente sería devuelto por las autoridades de Caracas a La Habana en menos de 24 horas, dada la alianza entre los gobiernos de ambas naciones.
No sería la primera vez que aliados políticos de Cuba devuelven deportistas fugados, pues el gobierno del entonces presidente Lula Da Silva envió de regreso a Cuba a los boxeadores Guillermo Rigondeaux y Erislandy Lara, cuando estos intentaron escaparse durante los Juegos Panamericanos del 2007 en Río de Janeiro.
Ahora bien, al menos en la edición de febrero próximo, por una cuestión de calendario, sería necesario un sexto equipo, que estaría entre Nicaragua, Colombia y Panamá.
Si por historia se trata, nadie mejor que los panameños para ocupar esa sexta plaza.
Panamá es fundador de estos eventos, en los que participó ininterrumpidamente en su primera etapa, desde 1949 hasta 1960, con una corona incluida en su segunda edición, en 1950, con el equipo Carta Vieja.
La tradición acompaña a los canaleros, quienes tras salvar obstáculos económicos, han retomado desde el 2011 su liga profesional con cuatro equipos, con los Caballos de Coclé como actuales campeones.
Un regreso de Panamá a la Serie del Caribe podría traerle un impulso necesario al béisbol de ese país e incluso atraer a su liga a peloteros nacionales que hoy militan en las Menores en Estados Unidos.
En la fila para ingresar al torneo están desde hace años también los nicaragüenses, quienes viven el béisbol con una pasión extraordinaria.
También cuentan con una liga profesional, que data desde 1957, aunque con intermitencias por razones financieras.
El torneo nica tuvo una larga pausa desde la temporada 1966-67 hasta el 2004, en que revivió con cuatro conjuntos, entre ellos los Tigres de Chinandega, actuales monarcas.
Y con menor tradición, Colombia ha ido creciendo en el béisbol, a pesar de que el fútbol domina el panorama deportivo del país cafetero y las bolas y los strikes son reservados a las zonas costeñas, con Barranquilla como plaza principal.
Este año, por primera vez cinco colombianos jugaron en Grandes Ligas, con el derecho Julio Teherán, de los Bravos de Atlanta, como candidato a Novato del Año como el más sobresaliente.
Pero además, el zurdo José Quintana fue uno de los principales abridores de los Medias Blancas de Chicago y Ernesto Frieri se encargó de cerrar los partidos de los Angelinos de Los Angeles.
También con pausas, existe desde 1948 un circuito profesional, que se ha jugado ininterrumpidamente desde 1993 y a diferencia de Panamá y Nicaragua, la liga colombiana cuenta con seis equipos.
Cualquiera que sea el escogido para acompañar a Cuba, partirá con la etiqueta de aspirante al sótano, pero así fueron los inicios de los representantes de la Liga Mexicana del Pacífico, quienes, por cierto, son los actuales campeones caribeños y ya suman siete títulos.
O en el mejor de los casos, si bien no sería para el 2014, sería conveniente para futuras ediciones incluir a estos tres países para oxigenar un certamen que necesita a toda costa nuevos aires para sobrevivir.
Este articulo es de mi colega Jorge Morejon del portal de ESPN.
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