martes, 7 de enero de 2014

¿Abreu otro Bonds?



Una historia intrigante se verá en el campo de los Medias Blancas en Camelback Ranch en Glendale, Arizona, con mucho menos fanfarria que otras. El cubano, primera base José Dariel Abreu, va a tomar parte en su primer entrenamiento de primavera después de firmar un contrato de seis años y 68 millones de dólares en octubre.

Abreu ha sido a menudo llamado “el Barry Bonds de Cuba”. Y no pretende ser un insulto la frase.

El jugador de 26 años de edad, el diestro Abreu, mostró los mismos rasgos que Bonds — excelente potencia y disciplina en el plato– durante sus años jugando en la Serie Nacional, Primera División de Cuba.

Algunas de las estadísticas que resumió en la isla son desafiantes para hacer estas conjeturas. Por ejemplo, durante el invierno de 2010-11 cuando bateó 33 jonrones en 66 juegos con 93 carreras impulsadas, 79 anotadas, un promedio de bateo de .453, .597 de porcentaje sobre las bases y un slugging de .986.

Claro, la Serie Nacional no es lo mismo que las Grandes Ligas. Sin embargo, los números son llamativos en una nación que desde hace mucho destaca por la producción de talentos del béisbol.

“Estamos muy contentos de tener la oportunidad de verlo en los entrenamientos de primavera”, dijo el mánager de los Medias Blancas, Robin Ventura. “Nadie sabe a ciencia cierta cómo será, pero nuestros scouts piensan que tiene mucho talento. Sentimos que él tiene la oportunidad de ser una parte importante de nuestro futuro”.

Abreu es un tipo de jugador diferente a la mayoría que han desertado de Cuba y llegado a las Mayores, como los jardineros Yoenis Céspedes de los Atléticos de Oakland y Yasiel Puig de los Dodgers de Los Ángeles.

Ambos han deslumbrado con su todo-terreno y su capacidad atlética. Céspedes ha ayudado a ganar a Oakland dos títulos en la Liga Americana en cada una de sus dos primeras temporadas y además ganó el derby de jonrones en el Juego de Todos Estrellas este año en el Citi Field en Nueva York, mientras que Puig ayudó a los Dodgers a lograr un excelente balance de 42-8 en la segunda mitad de temporada que fue clave para adjudicarse el campeonato de la División Oeste de la Liga Nacional.

El jugador de 6.3 pies, 255 libras, es un bateador puro. No va a hacer jugadas espectaculares en el campo como Céspedes o intentos de corridos de bases atrevidos como Puig. Sin embargo, el poder de Abreu es tan prodigioso que los Medias Blancas se sentían cómodos en contratarlo a pesar de que se trata del más grande jamás dado a un jugador internacional.

“El poder es su herramienta más fuerte”, dijo el gerente general Rick Hahn, “pero creo que eclipsa el hecho de que él es un buen bateador de todo tipo de lanzamiento. Él no es solo un bateador de poder, sino que siento que va a batear para promedio y tener un buen porcentaje de embasarse. No sería justo para él llamar a un bateador de una sola dimensión”.

“He visto un montón de grandes durante mis 32 años en el béisbol profesional y esta es la primera vez que quería ponerme de pie y dar una ovación después de la práctica de bateo”, dijo el vicepresidente ejecutivo Kenny Williams al recordar la primera vez que exploró Abreu.

“Él hace que la carga de su bate se vea suave, la tranquilidad de las manos y su mitad inferior y las manos trabajan tan bien como he visto que lo hace un bateador diestro. Su swing hace que la bola estalle en su bate, pero en una línea de conexión muy uniforme”, agrega.

En una encuesta no científica, pero reveladora, cinco scouts de otras organizaciones de las Grandes Ligas que veían a Abreu en los últimos años, tres aseguraron que él tendría una exitosa carrera en las Grandes Ligas y dos que los Medias Blancas no lamentarían invertir los 68 millones que pagaron para conseguir a este talento cubano.

Dos scouts creen que Abreu tendrá un éxito semejante al primera base de los Filis de Filadelfia, Ryan Howard, por su tamaño y capacidad para batear jonrones largos.

“Va a ser divertido ver a este tipo conectar batazos en Chicago, debido a que cuando la agarra, la pelota vuela”, dijo un escucha de un club de la Liga Nacional.

“Él va a conectar jonrones de unos 500 pies. Es un bateador inteligente, también. Él va a conseguir muchas bases si tratan de esconderle un poco la bola”.

“Él bloquea a sí mismo fuera de su swing y su bate es lento”, dijo un escucha de un equipo de la Liga Americana. “Si hace algunos ajustes en poco tiempo, podría batear muy bien en las Grandes Ligas”.


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