jueves, 12 de enero de 2017

Pedro Ramos: “Nunca he dejado de desayunar, almorzar y comer béisbol”


Una gloria de las Ligas Mayores, el pinareño Pedro Ramos, honró por estos días las tribunas del Victoria de Girón. Se sentó allí, en silencio, con el tabaco a mano y una gorra que recuerda su paso hace más de medio siglo por los Yankees de New York. En el terreno, matanceros y granmenses dirimían el primer desafío de su semifinal.
No era difícil advertir que aquellos ojos de 81 abriles escaneaban cada detalle del encuentro. Miraban a los pitchers, al outfield, al bateador en turno, al público. Hacía mucho que no entraba a un estadio de su país: exactamente desde 1961, cuando ayudó al Cienfuegos a ganarle al Almendares la última temporada del campeonato profesional cubano.
Década y media como lanzador de Grandes Ligas, experiencia como preparador y scout en la organización de los California Angels, y períodos al frente del pitcheo en las selecciones absolutas de Nicaragua y Colombia, avalan la capacidad de este hombre para captar esencias beisboleras. Por eso habría sido imperdonable pasar por alto la ocasión de saber el criterio que se había forjado en su primera asistencia a un encuentro de la Serie Nacional:
Ante todo, me pareció de interés el lanzador de Granma [Lázaro Blanco], que tiene el mismo ángulo de pitcheo que yo, tres cuartos abajo, y de vez en cuando llega a lateral. Encima de eso, casi siempre trabaja en la zona baja, que es donde se debe hacer, le quita y le pone a los envíos y goza de buena mecánica. Por eso no era difícil darse cuenta de que le iba a dar problemas al rival. No obstante, Matanzas salió con disposición, pero su fisonomía cambió con un solo batazo, que fue el jonrón con bases llenas. A partir de ahí sus peloteros dejaron caer la guardia, pese a que estábamos antes de la mitad del juego y se trata de un equipo capaz de remontar marcadores porque tiene poder ofensivo.
Del otro lado, el pitcher local empezó bien, mezclando y controlado. Pero si yo hubiese estado pitcheando no dejaba que ese bateador [Alfredo Despaigne] me ganara el partido, porque le habría tirado todo el tiempo en la esquina de afuera y a una altura que no pudiera levantar la bola a distancia.
Me preguntas qué más pude ver. Pues vi varias cosas que no se hacen en el béisbol profesional. Por ejemplo, ustedes en la práctica de bateo antes del juego se esfuerzan más de lo debido y eso cansa los brazos y los hombros. Ya lo dice un viejo refrán: “Caballo cansa’o no gana carrera”. Yo me acerqué a los peloteros de Matanzas y les recomendé limitarse a dar batazos de calidad, haciendo menos swines innecesarios. Porque noto que los peloteros cubanos salen a la práctica a romper el techo del estadio, en lugar de buscar hacer contactos más precisos. A nivel de Grandes Ligas la práctica es más ligera, más aún si se está en un play off.
También veo que los bateadores le hacen swing a muchos envíos diferentes. Ese es su mayor problema: que no son selectivos, carecen de una zona específica de contacto. Muchas veces son más impacientes de la cuenta y no dejan que el pitcher queme gasolina para que se canse y pierda efectividad.
Pienso que acá habrá que trabajar bastante para estar en condiciones de enfrentar otras categorías de béisbol. Habría que cambiar inclusive los mismos sistemas de preparación. Digo estas cosas y ojalá no me tilden de pedante; son apenas criterios derivados de veinticinco años en la pelota profesional, viendo a muchos grandes bateadores y entrenadores. Y la vista no ha solido traicionarme: te cito el caso de que, haciendo labores de scouteo para los California Angels, me pidieron que les enumerara diez prospectos con opciones de subir a la MLB y todos llegaron. Entre ellos estaban Mike Piazza, Bernie Wiliams y Carlos Delgado.
Yo estoy desvinculado hace unos quince años del mundo de la preparación, pero nunca he dejado de desayunar, almorzar y comer béisbol, y me siento dispuesto a colaborar donde pueda ser útil. Esto ha sido mi vida y lo llevo en la sangre; así que mientras pueda moverme en el terreno y alguien me convoque, estoy listo. El propio Víctor Mesa me dijo que quisiera invitarme a estar un mes ayudando en la preparación de sus pitchers y si eso se concreta, yo lo haría sin exigir ningún tipo de pago.

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