lunes, 19 de junio de 2017

Un millón de gracias, Donald Trump

LA HABANA, Cuba.- Los cubanos sin poder, en Cuba y en tantos otros lugares del mundo, seguramente se sintieron reconfortados y agradecidos con el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, el pasado viernes 16 de junio.
Pero no solamente ellos, que se cuentan por millones, sino además y sobre todo, aquellos cinco mil que, en ese otro mundo del más allá que aún ignoramos, fueron fusilados por el odio de Fidel y Raúl Castro en las guerrillas de la Sierra Maestra y a partir del triunfo de la camarilla castrista.
Donald Trump habló en honor de los cubanos que se vieron forzados a abandonar su país, tildados de apátridas y gusanos por el Comandante Iluminado.
Habló en honor de los primeros cubanos que en la temprana fecha de 1959, lucharon contra el comunismo que ya se olfateaba.
Trump no olvidó a los miles que, de la noche a la mañana, fueron desposeídos de sus comercios, fábricas y timbiriches con la Ofensiva Revolucionaria de 1968, de los periodistas que salieron espantados hacia un futuro desconocido, cuando los medios de prensa cubanos cayeron en manos de los hermanos Castro, para su propaganda política, como ocurre aún.
Trump habló a favor de los miles de los presos políticos plantados, que pudieron sobrevivir de puro milagro en las nuevas cárceles construidas para ese fin por el castrismo, los que no pudieron ser doblegados jamás.
Trump no olvidó y habló a favor de todos los cubanos y extranjeros que hemos sido torturados durante meses en las tapiadas de la Seguridad del Estado —policía política—, y condenados por leyes draconianas a largos años de cárcel.
Habló, sí, a favor del Movimiento de Derechos Humanos, surgido a finales de 1976, en un apartamentico del reparto Mañana, en el pueblo habanero de Guanabacoa, donde un cubano valiente de nombre Ricardo Bofill Pagés, desafió a un gobierno militar, que sólo pudo vencerlo cuando a punta de pistola lo montó en un avión rumbo a Alemania, deportado de Cuba.
Trump no olvidó a los miles de activistas y periodistas independientes que exigimos el respeto a todos los Derechos Humanos y que por esa razón hemos sido y somos golpeados, encarcelados, difamados, muchos obligados a abandonar el país, con el fin premeditado del régimen de desaparecer organizaciones civiles que luchan pacíficamente contra la opresión.
Tampoco Trump ha olvidado a la gran parte de la población cubana, enferma de miedo, muchos de ellos engañados, engatusados y que como hizo Mahatma Gandhi, esperan el final de la dictadura, un final que siempre han sentido más temprano que tarde.
El viernes 16, Donald Trump dio un duro golpe a la dictadura militar de Raúl Castro y a sus generales, la nueva clase que disfruta de privilegios arrebatados, porque no fueron capaces de crearlos, frente a un pueblo mal alimentado, mal protegido socialmente, mal atendidos en pésimos hospitales, convertidos en los nuevos esclavos del siglo XXI, con salarios humillantes.
El duro golpe recibido por la dictadura es poco en comparación con lo que se merece. Ni aun desaparecida, los cubanos podremos olvidar tanto dolor, tanto sufrimiento, tanto daño causado durante tantos años.
Gracias, señor Trump, ojalá sepa usted el lugar que acaba de ocupar en el alma del pueblo cubano. Segura estoy que hasta nuestro José Martí, allá en la muerte, amante como era de la libertad, se lo agradece.
deportivasmlb@gmail.com 

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